Estimada Sra. Hernández:
El reportaje en cuestión no muestra que el programa En lengua de signos esté ni en contra ni a favor de una y otra denominaciones. En el FVID nunca hemos dicho lo contrario, y personalmente creo que quien afirma lo evidente... no tiene necesidad de hacerlo por ese motivo, porque es evidente.
De entrada, una consideración sobre la responsabilidad de la televisión pública en la formación de la opinión pública y un punto de vista contrario a que su programa del 29 de enero contribuyera de forma equitativa a dicha formación de la opinión pública. ¿Por qué? Porque en su programa sólo hablaron personas cuya postura es favorable al término “discapacitados”, no a la expresión “personas con diversidad funcional”. Como Vd. sabe, el lenguaje y la evolución de la sociedad van de la mano. Si no queremos quedarnos en siglos pasados, debemos adecuarnos a nuevas situaciones, pensamientos y mentalidades, para lo cual el lenguaje debe estar a la altura de dicha evolución y que ambos caminen de la camino, cuando no que el lenguaje propicie dicha evolución. Por eso sorprende lo expresado por D. Darío Villanueva, de la RAE, pues su opinión es válida para muchas palabras o expresiones que, pasado un tiempo, han terminado siendo reconocidas en el DRAE. El tiempo dirá si el término contribuye a un cambio de mentalidad y de la forma de vernos desde dentro y desde fuera. Lo negativo para Vd. y para este reportaje es que, por ahora, no se han mostrado favorables a la evolución por la simple razón de que no han invitado a quienes han apostado por ella.
¿Cuántas asociaciones de personas discriminadas por su diversidad funcional (PDDFs) conoce que se basen en el Movimiento de Vida Independiente surgido en los EE.UU. en la década de los 60 del siglo pasado? En lengua de signos abordó la terminología de nuestra realidad, aspecto esencial en el cambio de mentalidad por el que estamos luchando para que la sociedad deje de vernos como a unos pobres incapaces, y recordemos que “discapacitado” e “incapaz” significan lo mismo: “no capaz”. Vds. expusieron los dos caminos que a día de hoy son cabeza de lista en cuanto a cómo denominarnos, y ése es un punto a su favor, pero lo hicieron sin exponer el porqué de una de las dos denominaciones puestas en cuestión. Afirma en su correo que cuando se pusieron en contacto con el CERMI no sabían cuál era su opinión respecto al asunto "discapacitados"/"personas con diversidad funcional". Lógico. Aun así, si se pretende exponer un asunto en el que existen dos pareceres opuestos, lo más equitativo es acudir, primero, a las fuente de esos pareceres. ¿Que también hay que acudir a otras fuentes? Por supuesto. Con una mínima documentación previa la cuestión habría sido resuelta de forma equilibrada para todas las partes: habría bastado con que Vds. hubieran echado un vistazo a la página web del CERMI para comprobar que esa asociación no utiliza la expresión "personas con diversidad funcional". Para mostrar la otra cara de la moneda su programa habría debido acudir a los creadores y usuarios de la designación PDFs (personas con diversidad funcional) o, más exactamente, PDDFs (personas discriminadas por su diversidad funcional), que no son los integrantes del CERMI, sino los del FVID. Si no entiende esto... Por tanto, insisto en que el ejemplo de Citroën es más que pertinente. Y su argumento de no saber de antemano qué opinaría el CERMI no se sostiene ni sobre una base de hierro.
Tilda Vd. como "descalificación" hacia el CERMI la mención de que en su sigla persiste la palabra "minusválido". ¿Por qué lo considera descalificativo, si a día de hoy el CERMI se define como “Comité español de representantes de personas con discapacidad” y si el término "minusválido" (es decir, menos válido) implica una infravaloración similar a la que conlleva la expresión “con discapacidad” (es decir, con no-capacidad o, lo que es lo mismo, sin capacidad)?
Dice que invitaron al CERMI porque esa organización agrupa a más de 5.000 asociaciones y entidades de personas discriminadas por su diversidad funcional. Rectifico, Vd. escribe “entidades de personas con discapacidad”; un psicólogo diría que su modo de expresión indica que ya ha tomado partido entre las dos expresiones puestas sobre la mesa. Prosigamos. ¿La cifra de 5.000 asociaciones correspondería a la base de una pirámide en cuya cima se encuentra quién?, ¿qué parte de esa base es tejido social que produce efectos positivos en accesibilidad universal, inclusión educativa y laboral, participación, empoderamiento, apoyos en la comunidad, etc.? Por otro lado, ¿se supone que el CERMI representa formalmente a una serie de personas vivas, conforme a una fórmula de delegación en niveles de representación cuya legitimidad y legalidad parece más virtual que real? Es decir, ¿existe una ley que regule esta representación al modo de la sindical o es la inercia del pasado que regula “lo nuestro”? ¿Acepta Vd. la posibilidad de que el CERMI represente a no sé cuántos miles de asociaciones cuyos integrantes son meros espectadores de su propia realidad, mientras que el FVID lo conforman activistas? Quizá se trata de que en esto prima la cantidad sobre la calidad, y no quiero decir que el CERMI no tenga calidad... Lo evidente es que su programa eligió al CERMI respondiendo a “valiosísimos” argumentos de cantidad.
Vd. mantiene que cuando la palabra "discapacidad" acabe desbancada con una nueva Vds. estarán ahí para contarlo. Mientras tanto, se han limitado a invitar a tres expertos no partidarios de utilizar una de las dos expresiones en cuestión. Reciba, pues, la expresión de una sorpresa mayúscula ante el hecho de que -insisto porque Vd. también lo hace- el programa que Vd. dirige no haya invitado también a la otra parte. Si a priori no conocían la postura del CERMI, sí la conocían tras hablar con ellos. ¿Antes de emitir el reportaje no cayeron Vds. en la cuenta de que las opiniones de los tres expertos iban en una misma dirección y en que, para mostrar el abanico completo, lo adecuado es invitar a una o, ya puestos, a tres personas partidarias de la otra expresión?
Mantiene Vd. que "se ha generado" un debate entre sus telespectadores. Confiemos en ello. Si así ha sido, en la exposición generadora de dicho debate no ha estado presente la visión de los partidarios de una de las expresiones, cuya perspectiva Vds., por ahora, han decidido no emitir.
Si su mente está mínimamente receptiva, tras leer lo que sigue reconocerá que gracias al FVID ha aprendido mucho, como yo misma lo reconocí al integrarme en esta asociación, que no tendrá miles de asociados, pero que por diversas razones tiene más contenido y más futuro que otras. Vayamos con un comentario pormenorizado de algunos aspectos del reportaje.
1. Transcripción de una parte del audio pronunciado por la locutora de su programa, quien dice: “Después de muchos años desterrando términos ofensivos, parecía haber un consenso en torno a la palabra “discapacitado”, que institucionalizó la ONU en 2006 al aprobar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”.
Comentario: Cuando hablamos de la palabra "discapacitado" estamos adjetivando y etiquetando a la persona. Para aquellos que tienen alguna noción de lo que es el modelo social -que es el modelo ideológico que da lugar a la Convención de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad-, está muy claro que la discapacidad es algo que genera el entorno y su relación con las personas. De ahí que en la Convención se rechace el término "discapacitado", que hace caer toda la responsabilidad en la persona etiquetándola, y se anteponga la palabra "persona" con el fin de anteponer el concepto de persona ante la "discapacidad". Como habrá podido observar, el “éxito” de su programa es total: la locutora afirma lo contrario de lo que dice la Convención. Para los que tengan este dilema con la lengua inglesa, en ella se argumenta que somos "disabled by society", porque en inglés se externaliza de esa manera. Podemos concluir dos cosas: ni el experto ni la presentadora ni el que ha hecho el guión tienen ni idea de los conceptos y las palabras de la Convención. Cabe resaltar que al menos el CERMI sí acierta con esta parte.
2. Juan Antonio Ledesma, del CERMI, dice que hay “palabras como diversidad funcional que evitan usar el término discapacidad y eso lo único que hace es confundir al interlocutor".
Comentario: Tiene razón, se trata de evitar el uso del término “discapacidad”. Por ahora el uso de la doble terminología confunde, y eso es exactamente lo mismo que le pasaba a la palabra “discapacidad” cuando se hablaba de “minusválidos”. ¿Y?
3. Dice el CERMI: “y, además, ocultar una realidad: la discapacidad. Las personas con discapacidad nunca debemos avergonzarnos de utilizar ese término y, por lo tanto, nunca deberíamos caer en eufemismos que sólo conducen a equivocaciones".
Comentario: Lo que le queda por aprender al Sr. Ledesma es que la realidad no existe, sino que la construimos con, entre otros instrumentos, las palabras que utilizamos para describirla. Hoy en día el uso de “discriminación por diversidad funcional” pueden dar lugar a equivocaciones; de ahí que muchas veces pongamos al lado la palabra discapacidad entre paréntesis. Pero en el FVID nos negamos a definirnos por lo que no podemos hacer, puesto que ningún colectivo se define en función de su incapacidad. Dígame, Lola: ¿la sociedad llama “discapacitados” a quienes no saben conducir, a quienes no hablan más que un idioma, a quienes no pueden hacer alpinismo...? Entonces, ¿en qué somos supuestamente discapacitados las personas discriminadas por nuestra diversidad funcional? Quien utiliza la palabra “discapacitado” se rige por la capacidad a la hora de valorar a los seres humanos; nosotros, en el FVID, huimos de hacerlo así. Por eso tampoco aceptamos la denominación de “personas con capacidades diferentes” o “personas con otras capacidades”. ¿Acaso somos contenedores susceptibles de ser medidos por su capacidad, y entiéndase en esta frase el término “capacidad” en otro sentido que, si seguimos así, podríamos llegar a incorporar a nuestro modo de referirnos a la realidad de las PDDFs? Por lo demás, imagine hasta qué punto los integrantes del FVID “nos avergonzamos” de nuestra realidad y de no utilizar el término “discapacitado”, claramente discriminatorio, que nuestra lucha se dirige a la reclamación de unos derechos que nos corresponden, que por ahora no tenemos y que, cuando los tengamos tras haberlos conseguido con nuestro esfuerzo, ejerceremos como cualquier ciudadano ejerce los suyos.
4. El Sr. Villanueva, de la RAE, tiene razón: la evolución de la lengua es democrática y no se hace por parte de ningún grupo de interés.
Comentario: Por ese motivo parece un contrasentido que un grupo de interés (CERMI) salga a defender la inutilidad de una palabra en el mismo trozo de noticia. Por otro lado, es de agradecer que este señor entienda que el Foro de Vida Independiente y Divertad es amigo de lo políticamente correcto. No lo decimos nosotros, lo dice él. Así que la próxima vez que alguien nos diga que somos políticamente incorrectos, como suele pasar, le remitiremos a la Real Academia... (sonrisa).
5. El representante de la Real Academia afirma que “estas denominaciones, que son muy perifrásticas, es llamar a algo que tiene una palabra con varias palabras; por mucho que lo intenten no hay seguridad de que consigan su objetivo.
Comentario: Estamos de acuerdo, pero no pudimos encontrar la manera de resumir en una sola palabra la discriminación por funcionar de manera distinta a la mayoría de la población. La animo, Lola, a que lo intente.
6. La locutora del programa dice que “su reivindicación es sencilla: menos prejuicios y más sensibilidad”.
Comentario: Obviamente éste es el mensaje más importante de la Convención de Derechos Humanos. Se ha tardado muchos años en construir una convención de derechos humanos para que haya mucha sensibilidad. No es que esto sea una cuestión de derechos, no, no, no... Es una cuestión de sensibilidad. Pues... ¿sabe una cosa, Lola? Para el FVID, menos sensibilidad y menos derechos. Menos miradas de sensible compasión hacia y más derechos.
7. Por último, dice el CERMI en el reportaje: “pedimos a la prensa... que evite usar también todo lo negativo...”.
Comentario: Por eso piden que se utilice este fabuloso, positivo y maravilloso término de "discapacidad", que significa “ausencia de capacidad”. Ya... Coherencia plena por parte del CERMI, ¿verdad?
¿Imagina lo realmente ilustrativo que sería emitir en su programa un debate entre uno de los tres representantes invitados al programa del 29 de enero y un representante del FVID?
Por último, permítame reproducir el último párrafo de su correo, que va en consonancia con el punto 6 del comentario del reportaje. Escribe Vd. lo siguiente: “Sabemos con seguridad que las personas con discapacidad, capacidades diferentes o diversidad funcional independientemente de cómo se las designe, son personas tan o más válidas que el resto de la sociedad. A las que tenemos mucho que agradecer por la gran aportación que hacen a esta sociedad que es más rica gracias a ellos y por las lecciones diarias que nos dan con su día a día. Para nosotros eso está por encima de definiciones, clichés o encasillamientos”.
¿Se da cuenta de que lo que hace escribiendo lo anterior es rematar la faena con un cliché del tipo "los negros bailan bien, les gusta la sandía, aguantan el dolor y sudan mucho"? Parece decirnos: con lo necesitado que está el mundo de lecciones de dignidad, sigan, sigan, que ya nos ocupamos nosotros de lo demás; y siéntanse agradecidos de que nosotros nos sintamos agradecidos hacia ustedes, porque así podremos seguir tolerándolos, ya que nos sirven".
Es verdad que las PDDFs aportamos mucho a la sociedad, aunque no aportamos más que quienes no son PDDFs. No somos héroes. Somos personas con una condición singular, como todos los seres humanos tienen la suya propia. Ni más ni menos. Eso sí, nos ha tocado luchar y reclamar unos derechos de los que no disponemos, como en su momento la mujer, las personas de color o las lesbianas, los gays, los transexuales, las personas transgénero y los bisexuales no los tuvieron. Muchos estamos hartos de que la sociedad nos asigne un papel de profesores de dignidad mientras la propia sociedad se ocupa de regir y, a menudo, imposibilitar que llevemos una vida digna al mismo nivel que la de quienes no son PDDFs. Tras algún tiempo soportando que de palabra nos pongan sobre un pedestal inmerecido para, a continuación, de obra tirarnos al suelo, llega la etapa de mostrarles que no somos unos pobrecitos merecedores de la admiración y el agradecimiento de la sociedad, de la que “sólo” reclamamos unos derechos y una realidad igualitarios a aquéllos de los que ahora no disfrutamos.
Mire, todo esto es muy sencillo: si una persona de otra raza no puede acceder a un local público, se habla de “discriminación”. Si un homosexual no puede entrar a un sitio público, se habla de “discriminación”. Si a una persona de determinada religión se le impide el acceso a un sitio público, se habla de “discriminación”. Si a una persona discriminada por su diversidad funcional no se le deja entrar a un edificio público, entonces... hablamos de situación de discapacidad. “Lógico”, ¿verdad?
Volviendo a En lengua de signos, parece que existe cierto nerviosismo desde el movimiento oficial y tradicional, que vuelve a intentar imponer su criterio sin argumentos sólidos y utilizando el hecho de que sólo ellos estuvieron presentes en el programa. En el FVID creemos en una teoría que explica por qué quienes detentan el poder prefieren que existan movimientos como el CERMI antes que otros como el FVID. Pero no olvidemos que recogeremos lo que sembramos, Vds., nosotros y todos.
Para dejar constancia del otro punto de vista, si yo fuera usted invitaría a un representantes del FVID. De poco sirve que no supieran por dónde irían los tiros de la RAE, la Fundéu y el CERMI antes de hablar con ellos; lo supieron tras haber grabado sus intervenciones y eso es suficiente. No puedo creer que no considere mínimamente equitativo invitar a su programa al FVID para que, al menos, haya una opinión a favor de la expresión “personas con diversidad funcional”, abreviatura de PDDFs, que refleja aún mejor nuestra realidad.
Un abrazo, en correspondencia con el que Vd. nos dirige,
Maika Imedio
Activista del FVID (Foro de Vida Independiente y Divertad) y firmante de una carta redactada con las aportaciones de varios miembros del FVID
sábado, 12 de febrero de 2011
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