La ciencia avanza, cada día hay más y nuevos coches, patinetes, teledirigidos, pero las actitudes humanas siguen estancadas. Prueba de ello es la realidad que aún sufrimos millones de personas que nos desplazamos en silla de ruedas o con bastones, millones de personas que nos comunicamos con el lenguaje de signos o mediante pictogramas, millones de personas que no percibimos ni comprendemos este mundo construido para sólo unas cuantas personas, autodenominadas capaces, instruidas para competir pese a quien pese. Una realidad llena de obstáculos para quienes queremos vivir como personas sociales, en nuestras casas, en nuestros barrios, nuestras ciudades, en entornos libres de prejuicios. Una realidad, también, segregadora construida a base de centros especiales y residencias discapacitadoras, nula de oportunidades para poder llevar una vida libre e independiente, una realidad a medida de todas y tantas personas que estancaron su visión de nuestras realidades en aquellos tiempos del régimen Nazi en el que se creía en la exterminación de nuestras vidas.
Las actitudes estancadas se resuelven con una auténtica formación y educación en derechos humanos, en tolerancia y respeto, pero sobre todo con una auténtica y sincera convivencia. El ministerio de educación, en este sentido, debiera dar un giro rotundo y comenzar a trabajar por la construcción de ciudadanos y ciudadanas más libres, más creativas, más comprometidas, más tolerantes, más sanas, más felices en conjunto. Debiera fomentar y apoyar proyectos de inclusión y de convivencia en el que se puedan acoger personas de diferentes nacionalidades, religiones, estatus económicos, y también personas con diversidades funcionales. Porque estas últimas también queremos formar parte de la cotidianidad social, política y económica, pero no caritativamente, sino realmente en igualdad de oportunidades.
Cada niño o niña a la que se le priva de una escolarización junto a su entorno familiar y social, puede llegar a sufrir una vida llena de obstáculos y malos tratos a nivel personal, social y político. Ahora, en las preinscripciones al curso que viene, es el momento de evitarlo.
Margarita Alonso Guevara
La carta ha sido publicada también en http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/66613/la-ciencia-avanza
sábado, 5 de febrero de 2011
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