Esta es una breve e incompleta aportación de César en el
ámbito de la movilidad y la accesibilidad ante los próximos comicios a celebrar
en Málaga.
Mi único medio de hacer llegar estas reflexiones a los
partidos políticos son las redes sociales y mi blog personal. Así que iré al
grano no si antes aclarar que mis ideas están francamente subdesarrolladas y en
un desorden bastante típico de mi persona.
Me llama la atención que la última ordenanza de
accesibilidad para Málaga date de 2004. Algunas leyes han aparecido desde
entonces que deben incorporarse a la ordenanza. Pero la inexistencia de una
ordenanza no es tan grave como la falta de un plan estratégico global sobre
accesibilidad. Dicho plan estratégico daría cierto orden y concierto a las
innegables actuaciones de la autoridad local.
En este mismo sentido, pero en el área de movilidad –estrechamente
vinculada a la accesibilidad- resulta incomprensible la errática política de
acumulación de carriles bici en ciertos
lugares. Extraña más todavía la acumulación de carriles bici, líneas de autobús,
metro y construcción de aparcamientos públicos. El ciudadano malagueño no tiene
claro lo que se está fomentando de este el ayuntamiento. Se pregunta si la
apuesta se decanta por el transporte privado, público, motorizado o sin motorizar.
Por abundar más en el asunto de los carriles bici, se sitúan
en lugares del extrarradio de la ciudad
en su mayoría. Bien es verdad que también
existen en sitios céntricos y más “antiguos”.
Sin embargo, no parece lícita la convivencia de la circulación
simultánea y en el mismo lugar de dichos vehículos y peatones. Esto supone
un innegable peligro para ambas partes. Veo la necesidad de de hacer cumplir a vehículos
motorizados y a bicicletas el actual código de circulación.
Pero la llave que tiene el ayuntamiento para hacer cumplir
la legislación tanto en lo referente a movilidad como a accesibilidad son la
inspección, la sanción, y el poder emitir o denegar licencias. Son necesarias revisiones regulares de
edificios, comercios, calles, vehículos de todo tipo (pienso en el taxi) para
otorgarles la posibilidad de abrir y mantenerse en funcionamiento para el
público. No hay que tener miedo ni
complejos para sancionar a quien no cumpla las normas establecidas por
diferentes leyes, haciendo oídos sordos a quienes hablen de un supuesto afán recaudatorio
o confiscatorio por parte de la autoridad local.
Hasta llegar a tomar dichas medidas sin riesgo para las
fuerzas de seguridad, hay que tener bien barrida la propia casa de uno. Me refiero
a que, por ejemplo, nadie pueda echarle en cara al municipio que tal calle no
está debidamente dotada de un rebaje con cota cero.
Algún apunte más señala la prioridad de señalar correctamente los mapas de la ciudad,
tanto para personas con baja visibilidad, ciegas, extranjeras, o con necesidad
de iconos. También se aprecia la impericia a la hora de informar a las personas
ciegas en los medios de transportes urbanos e interurbanos. Una ciudad que
aspira a ser la capital europea de accesibilidad y un referente cultural para
el país no puede permitirse carecer de más de una biblioteca pública en el
distrito 1, y que la que existe no sea plenamente accesible (calle
Ollerías). Aunque los baches en pasos de
peatones como el que va desde la plaza de la Marina al paseo del Parque me
resulten sumamente incómodos y evitables, en caso de que favorezcan a
alguien, este estilo de paso de peatones
se debería generalizar. Ciertamente
favorecería a las personas ciegas y con
baja visibilidad un cambio general de pavimento y color del mismo.
Gracias por atender estas reflexiones. Suerte en los
comicios.