jueves, 8 de diciembre de 2011
sábado, 19 de noviembre de 2011
Al público y al Consello Consultivo de Galicia
El Consello Consultivo de Galicia recibe una petición de defensa de los Derechos Humanos de los niños con diversidad funcional
El Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID) pide a la Consellería de Educación su compromiso sin ambigüedades por la inclusión en el Decreto que regulará la atención a la diversidad del alumnado de los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Galicia. Previamente a su tramitación parlamentaria, este documento está siendo evaluado por el Consello Consultivo, órgano independiente encargado de velar por el cumplimiento de los derechos reconocidos en nuestra Constitución y en diferentes organismos internacionales.
Ante las dudas que el borrador del Decreto puede generar en los responsables del Consello, el FVID no hace sino apelar la autoridad de nuestra Constitución, la Declaración Universal de Derechos Humanos, y la reciente Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU. El Foro recuerda que cualquier ley, norma, o decreto debe ajustarse tanto a nuestra Carta Magna como a la Convención Internacional.
Esta agrupación ciudadana ha puesto en conocimiento de los miembros del Consello que el borrador de decreto de la Xunta no es respetuoso con los Derechos Humanos, que se vulneran principalmente en los capítulos III y V, pero también en otros lugares. Para llegar a esta conclusión, el FVID se ha apoyado en un informe elaborado por expertos de la Universidad Carlos III y de la Universidad Autónoma de Madrid. En ese documento se analizan los puntos concretos en los que el borrador de decreto vulnera la Convención y fomenta la exclusión de los niños gallegos con diversidad funcional.
Galicia no debe ser la pionera de la flojedad en los derechos humanos, no puede seguir prorrogando la idea de que las personas con diversidad funcional deben ser objeto de políticas caritativas y rehabilitadoras. La propia Convención defiende el modelo social frente al ya superado modelo caritativo y médico-rehabilitador.
Con estas líneas hacemos notar que, a pesar de los avances normativos en materia de política social, la realidad que viven las personas con diversidad funcional en Galicia, y en todas las comunidades autónomas de España, es de discriminación y violación de sus Derechos Humanos.
Por todo ello, consideramos que estamos en un momento crucial en el que al Consello le caben dos posibilidades: o logra que avancemos hacia una sociedad más justa para todos, o tolera que las personas con diversidad funcional sigamos subsistiendo como ciudadanos de segunda que ven como, a pesar de que sus derechos están reconocidos por ley, jamás podrán ejercerlos en igualdad de condiciones que el resto de ciudadanos.
El Foro de Vida Independiente y Divertad, insta al Gobierno Gallego a atender al Consello Consultivo que, en su ámbito de actuación, hará lo necesario para que las personas con diversidad funcional disfrutemos del derecho universal de ser todos iguales ante la ley. También le interpelamos para que vele por que en Galicia no se vulneren los Derechos Humanos de los niños con diversidad funcional.
FORO DE VIDA INDEPENDIENTE Y DIVERTAD
El Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID) pide a la Consellería de Educación su compromiso sin ambigüedades por la inclusión en el Decreto que regulará la atención a la diversidad del alumnado de los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Galicia. Previamente a su tramitación parlamentaria, este documento está siendo evaluado por el Consello Consultivo, órgano independiente encargado de velar por el cumplimiento de los derechos reconocidos en nuestra Constitución y en diferentes organismos internacionales.
Ante las dudas que el borrador del Decreto puede generar en los responsables del Consello, el FVID no hace sino apelar la autoridad de nuestra Constitución, la Declaración Universal de Derechos Humanos, y la reciente Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU. El Foro recuerda que cualquier ley, norma, o decreto debe ajustarse tanto a nuestra Carta Magna como a la Convención Internacional.
Esta agrupación ciudadana ha puesto en conocimiento de los miembros del Consello que el borrador de decreto de la Xunta no es respetuoso con los Derechos Humanos, que se vulneran principalmente en los capítulos III y V, pero también en otros lugares. Para llegar a esta conclusión, el FVID se ha apoyado en un informe elaborado por expertos de la Universidad Carlos III y de la Universidad Autónoma de Madrid. En ese documento se analizan los puntos concretos en los que el borrador de decreto vulnera la Convención y fomenta la exclusión de los niños gallegos con diversidad funcional.
Galicia no debe ser la pionera de la flojedad en los derechos humanos, no puede seguir prorrogando la idea de que las personas con diversidad funcional deben ser objeto de políticas caritativas y rehabilitadoras. La propia Convención defiende el modelo social frente al ya superado modelo caritativo y médico-rehabilitador.
Con estas líneas hacemos notar que, a pesar de los avances normativos en materia de política social, la realidad que viven las personas con diversidad funcional en Galicia, y en todas las comunidades autónomas de España, es de discriminación y violación de sus Derechos Humanos.
Por todo ello, consideramos que estamos en un momento crucial en el que al Consello le caben dos posibilidades: o logra que avancemos hacia una sociedad más justa para todos, o tolera que las personas con diversidad funcional sigamos subsistiendo como ciudadanos de segunda que ven como, a pesar de que sus derechos están reconocidos por ley, jamás podrán ejercerlos en igualdad de condiciones que el resto de ciudadanos.
El Foro de Vida Independiente y Divertad, insta al Gobierno Gallego a atender al Consello Consultivo que, en su ámbito de actuación, hará lo necesario para que las personas con diversidad funcional disfrutemos del derecho universal de ser todos iguales ante la ley. También le interpelamos para que vele por que en Galicia no se vulneren los Derechos Humanos de los niños con diversidad funcional.
FORO DE VIDA INDEPENDIENTE Y DIVERTAD
jueves, 10 de noviembre de 2011
Marita Iglesias en el diario Berria
Marita Iglesias
Experta en violencia de género
Iglesias ha denunciado las dificultades que tienen las mujeres discapacitadas para denunciar los casos de violencia de género, y también ha advertido sobre la violencia que soportan en ocasiones las que viven en residencias.
«Nosotras no nos hemos visto como mujeres que soportan malos tratos»
Frente a los datos generales, los casos de violencia contra mujeres usuarias de sillas de ruedas o con otras diversidades funcionales son entre tres y cinco veces más frecuentes.
La Fundación Zuzenak ha organizado estos días unas jornadas en Vitoria para tratar sobre esta cuestión.
«Son más frecuentes, y los malos tratos son más variados: junto con la violencia sexual, se da la violencia institucional, la explotación médica y la exclusión social, entre otros», precisa Marita Iglesias. Es experta en violencia de género y diversidad funcional.
¿Cuáles son las razones de que haya más casos de violencia de género?
La sociedad ha menospreciado a las mujeres con diversidad funcional. Las entiende como mujeres incompletas, y en consecuencia es más fácil abusar de esas mujeres.
¿Cómo influye la dependencia física?
Además de dependencias afectivas, también da lugar a que surjan otras dependencias, y los malos tratos pueden llegar a través de ellas. Es preciso añadir que hay muchas mujeres que viven en residencias, y que en las residencias aumentan los casos de malos tratos. En esos entornos las personas son más débiles, porque necesitan de la institución para hacer cualquier cosa.
¿Cómo se podrían evitar los abusos a los que te refieres en las residencias?
Hay que hacer controles en las residencias para que eso no pase. Así como se hace inspección de cuentas, habría que hacer inspección de derechos humanos.
¿El que ocurra dentro de las residencias invisibiliza aún más el problema?
Se prioriza la discapacidad. Antes que persona eres discapacitada, y parece que eso exige necesariamente que soportes un quebrantamiento de tus derechos; es decir, que sufrir abusos es una consecuencia de esa situación. Por eso, nosotras no nos vemos como mujeres que soportan malos tratos.
En tu conferencia has destacado las dificultades que hay para poder hacer las denuncias.
Son muchas, y la imposibilidad de salir de casa es la primera. Cuanto mayor es la dependencia más habituales son las situaciones de violencia y, de hecho, esas son las mujeres con más dificultades para poner una denuncia. Necesitan de alguien para salir de casa. ¿Van a salir con su maltratador? ¿Él va a hacer de intérprete?
¿No existen protocolos para poder denunciar desde casa?
He mencionado el caso de una mujer de Galicia; a causa de una esclerosis lateral amiotrófica no podía salir de casa; aunque quería denunciar, nadie acudió a su casa. Nadie vio lo que pasaba allí porque, argumentaban, su responsabilidad no era ir de casa en casa.
¿Y tras conseguir salir de casa?
Hay que recordar que hay muchas dificultades para acceder a los edificios. Con todo, tras vencer todas las dificultades y llegar a los servicios de protección a las víctimas, en muchos sitios nos derivan directamente a los servicios sociales, como si en los servicios sociales supieran de todo.
En la conferencia has destacado la importancia de precisar la imagen del maltratador.
Hay que tener en cuenta que la violencia de género no se da solo en el seno de la pareja. En nuestra experiencia también hemos visto violencia por parte de familiares, personas cercanas, médicos y cuidadores. Ceñirse a quien es o ha sido la pareja traerá una descripción insuficiente del problema.
Has mencionado también un tipo de maltrato específico en relación con la diversidad funcional. Infantilizar, proteger hasta el punto de hacer perder las relaciones sociales, híper medicar…
Esos son los más difíciles de reconocer. Sin tener relaciones sociales, sin relación con el mundo exterior, ¿quién puede saber de tu situación? ¿Cómo puedes contrastar con otra persona eso que te está pasando? El maltrato psíquico es muy poderoso, incesante…
Que las mujeres con diversidad funcional no se vean a sí mismas como mujeres, ¿hasta dónde dificulta vuestra situación?
Ahora hemos empezado a vernos como mujeres, y hacemos ahora reivindicaciones que el movimiento feminista tiene superadas hace tiempo: el derecho a tener familia… Para nosotras, esas cuestiones son nuevas, y exigimos ese derecho. Pedimos que se respete otro modo de vivir, y que se reconozca que nos han anulado. Como nos han negado, ahora exigimos; a partir de ahí cada una hará lo que quiera, y en algunas de esas cuestiones chocamos con el movimiento feminista.
¿Se ha trabajado la vía de la prevención?
Antes de prevenir es preciso reconocer que hay un problema y por qué ocurre. La raíz de la violencia contra las mujeres es cultural. Mientras no se respeten los derechos fundamentales, mientras no se reconozca que todas las personas son iguales, vamos a seguir manteniendo una sociedad que genera estatus diferentes.
¿En qué ámbito se pueden dar los primeros pasos?
La diversidad funcional es una cuestión que nos concierne a todas y todos. Cada persona tiene una relación distinta con el mundo: unas se mueven de pie; otras, sobre ruedas. Eso no tendría que ser un problema. La cuestión es que algunas personas son discriminadas por hacer las cosas de distinta manera; de ahí viene el menosprecio, que es semillero para los malos tratos y el control.
Desde ahí pides que no se creen grupos específicos de atención a las mujeres con diversidad funcional.
La bofetada me la van a dar igual a mí que a quien no esté sobre una silla de ruedas. Las instituciones tienen que saber que cualquiera de las dos puede poner una denuncia. Yo tengo que tener la opción de acceder a esa oficina, y una mujer sorda tiene que tener la opción de comunicarse con la lengua de signos. A partir de ahí los protocolos tienen que ser los mismos.
Experta en violencia de género
Iglesias ha denunciado las dificultades que tienen las mujeres discapacitadas para denunciar los casos de violencia de género, y también ha advertido sobre la violencia que soportan en ocasiones las que viven en residencias.
«Nosotras no nos hemos visto como mujeres que soportan malos tratos»
Frente a los datos generales, los casos de violencia contra mujeres usuarias de sillas de ruedas o con otras diversidades funcionales son entre tres y cinco veces más frecuentes.
La Fundación Zuzenak ha organizado estos días unas jornadas en Vitoria para tratar sobre esta cuestión.
«Son más frecuentes, y los malos tratos son más variados: junto con la violencia sexual, se da la violencia institucional, la explotación médica y la exclusión social, entre otros», precisa Marita Iglesias. Es experta en violencia de género y diversidad funcional.
¿Cuáles son las razones de que haya más casos de violencia de género?
La sociedad ha menospreciado a las mujeres con diversidad funcional. Las entiende como mujeres incompletas, y en consecuencia es más fácil abusar de esas mujeres.
¿Cómo influye la dependencia física?
Además de dependencias afectivas, también da lugar a que surjan otras dependencias, y los malos tratos pueden llegar a través de ellas. Es preciso añadir que hay muchas mujeres que viven en residencias, y que en las residencias aumentan los casos de malos tratos. En esos entornos las personas son más débiles, porque necesitan de la institución para hacer cualquier cosa.
¿Cómo se podrían evitar los abusos a los que te refieres en las residencias?
Hay que hacer controles en las residencias para que eso no pase. Así como se hace inspección de cuentas, habría que hacer inspección de derechos humanos.
¿El que ocurra dentro de las residencias invisibiliza aún más el problema?
Se prioriza la discapacidad. Antes que persona eres discapacitada, y parece que eso exige necesariamente que soportes un quebrantamiento de tus derechos; es decir, que sufrir abusos es una consecuencia de esa situación. Por eso, nosotras no nos vemos como mujeres que soportan malos tratos.
En tu conferencia has destacado las dificultades que hay para poder hacer las denuncias.
Son muchas, y la imposibilidad de salir de casa es la primera. Cuanto mayor es la dependencia más habituales son las situaciones de violencia y, de hecho, esas son las mujeres con más dificultades para poner una denuncia. Necesitan de alguien para salir de casa. ¿Van a salir con su maltratador? ¿Él va a hacer de intérprete?
¿No existen protocolos para poder denunciar desde casa?
He mencionado el caso de una mujer de Galicia; a causa de una esclerosis lateral amiotrófica no podía salir de casa; aunque quería denunciar, nadie acudió a su casa. Nadie vio lo que pasaba allí porque, argumentaban, su responsabilidad no era ir de casa en casa.
¿Y tras conseguir salir de casa?
Hay que recordar que hay muchas dificultades para acceder a los edificios. Con todo, tras vencer todas las dificultades y llegar a los servicios de protección a las víctimas, en muchos sitios nos derivan directamente a los servicios sociales, como si en los servicios sociales supieran de todo.
En la conferencia has destacado la importancia de precisar la imagen del maltratador.
Hay que tener en cuenta que la violencia de género no se da solo en el seno de la pareja. En nuestra experiencia también hemos visto violencia por parte de familiares, personas cercanas, médicos y cuidadores. Ceñirse a quien es o ha sido la pareja traerá una descripción insuficiente del problema.
Has mencionado también un tipo de maltrato específico en relación con la diversidad funcional. Infantilizar, proteger hasta el punto de hacer perder las relaciones sociales, híper medicar…
Esos son los más difíciles de reconocer. Sin tener relaciones sociales, sin relación con el mundo exterior, ¿quién puede saber de tu situación? ¿Cómo puedes contrastar con otra persona eso que te está pasando? El maltrato psíquico es muy poderoso, incesante…
Que las mujeres con diversidad funcional no se vean a sí mismas como mujeres, ¿hasta dónde dificulta vuestra situación?
Ahora hemos empezado a vernos como mujeres, y hacemos ahora reivindicaciones que el movimiento feminista tiene superadas hace tiempo: el derecho a tener familia… Para nosotras, esas cuestiones son nuevas, y exigimos ese derecho. Pedimos que se respete otro modo de vivir, y que se reconozca que nos han anulado. Como nos han negado, ahora exigimos; a partir de ahí cada una hará lo que quiera, y en algunas de esas cuestiones chocamos con el movimiento feminista.
¿Se ha trabajado la vía de la prevención?
Antes de prevenir es preciso reconocer que hay un problema y por qué ocurre. La raíz de la violencia contra las mujeres es cultural. Mientras no se respeten los derechos fundamentales, mientras no se reconozca que todas las personas son iguales, vamos a seguir manteniendo una sociedad que genera estatus diferentes.
¿En qué ámbito se pueden dar los primeros pasos?
La diversidad funcional es una cuestión que nos concierne a todas y todos. Cada persona tiene una relación distinta con el mundo: unas se mueven de pie; otras, sobre ruedas. Eso no tendría que ser un problema. La cuestión es que algunas personas son discriminadas por hacer las cosas de distinta manera; de ahí viene el menosprecio, que es semillero para los malos tratos y el control.
Desde ahí pides que no se creen grupos específicos de atención a las mujeres con diversidad funcional.
La bofetada me la van a dar igual a mí que a quien no esté sobre una silla de ruedas. Las instituciones tienen que saber que cualquiera de las dos puede poner una denuncia. Yo tengo que tener la opción de acceder a esa oficina, y una mujer sorda tiene que tener la opción de comunicarse con la lengua de signos. A partir de ahí los protocolos tienen que ser los mismos.
lunes, 31 de octubre de 2011
Una vida que merezca ser llamada vida
ROSA MONTERO 30/10/2011
Hoy voy a hablar de un puñado de guerreros. De héroes y heroínas tenaces y discretos con los que convivimos sin apenas darnos cuenta de que están ahí. Como nuestra sociedad convencional y cobarde nos tiene hambrientos de épica, cuando vamos al cine los ojos nos hacen chiribitas viendo La guerra de las galaxias y otras películas de superhéroes pueriles, pero curiosamente no advertimos que hay batallas mucho más grandiosas y difíciles que se están librando en la puerta de enfrente. De hecho, hacemos todo lo posible por no enterarnos. Estoy hablando de la diversidad funcional; es decir, de aquellas personas que, por razones distintas (discapacidad intelectual, parálisis musculares o cerebrales, etcétera), están de alguna manera limitadas en su funcionamiento. Pero lo verdaderamente trágico es que a esas condiciones físicas, la sociedad añade un encierro mucho más difícil de superar: el aislamiento total de la persona, su desaparición de nuestra vida. No queremos ni cruzarnos con ellos. Ah, cuánto nos incomoda la visión de un tetrapléjico, y aún peor la de un paralítico cerebral. Con falsa compasión, con paternalista condescendencia, si topamos con alguien así en un sitio público, solemos mantener la línea de nuestra mirada por encima de la silla de ruedas, como si no estuvieran. Es fácil hacerlo. Quedan por debajo.
"Yo soy una persona con diversidad funcional, concretamente tetraplejia, y lo que verdaderamente sufro es la continua discriminación, bien sea tosca o sutil, a la que nos somete la sociedad. Hoy por hoy vivo en mi casa, sujeto a un arresto domiciliario (con la ayuda a domicilio que me proporciona la Ley de Dependencia), como paso previo a un encarcelamiento mayor: la residencia". Esto me lo dijo un lector en una carta hace algunos meses. Se llama Miguel Rueda y es uno de los guerreros a los que me refería. Miguel, que incluso rechaza que se use, como yo estoy haciendo, el adjetivo "heroico" ("somos considerados héroes o parias y nosotros sólo queremos ser personas"), pertenece al Foro de Vida Independiente, que lucha por una existencia no segregada y no encerrada para la gente con limitaciones funcionales. Por una vida con igualdad de oportunidades.
Porque esa vida es posible. Las personas con este tipo de problemas son capaces de construirse una existencia independiente y digna, siempre y cuando la sociedad no les aparque en esas tétricas cárceles terminales que muy a menudo son las residencias (por cierto: en los últimos tres años, dieciséis asilados han perdido la vida en España a manos de sus cuidadores, por asesinato o por descuido homicida). Te voy a hablar de algunos casos: de Sandra Mosquera Paredes, que tiene parálisis cerebral y que, a fuerza de disciplina, heroica entereza y prodigioso empeño, ha conseguido salir de la silla de ruedas, caminar y ser casi totalmente autónoma. Con poco más de veinte años, está terminando de estudiar su segunda carrera en la Universidad de La Coruña (Educación Social y Psicopedagogía). Hay un relato estremecedor de Sandra titulado Una vida diferente en el que narra su lucha: en ocasiones, explica el cuento, la niña sólo quería morirse. Pero en otros momentos "veía la parálisis cerebral como un gran don, y, aunque parezca mentira, se lo pensaría mucho si le propusieran volver atrás: nacer normal y no recordar nada de lo que había aprendido". Sandra escribió esto con dieciséis años: son guerreros precoces. No tienen más remedio.
Las mismas limitaciones físicas muestra María Pilar Martínez Barca, de 49 años. María Pilar no ha podido abandonar la silla de ruedas, pero sin levantarse de ella se ha hecho doctora en Filología Hispánica, poeta con una amplísima obra publicada, crítica literaria, colaboradora habitual en la prensa aragonesa (es de Zaragoza) y nacional. Ahora está escribiendo su primera novela, de la que he podido leer apenas una pizca: es un texto magnífico. También José Fortuny, de quien ya he hablado varias veces, es un escritor impresionante. José tiene una enfermedad degenerativa, atrofia muscular espinal, que lo está paralizando poco a poco (tiene que escribir con un programa de voz). Hace años publicó un libro deslumbrante en el que cuenta su pelea sobrehumana (Diálogos con Áxel, Ediciones de la Tempestad/Círculo de Lectores, Barcelona) y acaba de terminar su primera novela, una sátira terrible y divertida, para la que está buscando editor.
Hay muchos guerreros más, héroes anónimos capaces de proezas increíbles siempre que la sociedad no se lo impida aplicándoles una política asistencialista próxima al campo de concentración. Una lectora, Rita Álvarez, directora de un Centro de Diversidad Funcional en Tenerife, me cuenta que sus campeones, como ella los llama, y desde luego lo son, han constituido una asociación llamada ASLA (Asociación sin Límites de Accesibilidad) que está elaborando un inventario de las barreras de accesibilidad para la discapacidad intelectual, y que reclaman tutores de empleo y pisos en alquiler compartidos. Reclaman, en fin, una vida que merezca ser llamada vida. No es una utopía: pueden tenerla. Pero, para conseguirlo, lo primero que tenemos que hacer es atrevernos a mirarlos.
martes, 18 de octubre de 2011
Marcha en Málaga
V Red de Marchas por la Visibilidad
de las Personas con Diversidad Funcional
El próximo día 22 de octubre el Foro de Vida Independiente y Divertad os invita a participar en Málaga en la V Red de Marchas por la Visibilidad de las Personas con Diversidad Funcional, en las que se reivindicará el cumplimiento de lo establecido en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Diversidad Funcional) El inicio de la V Red tuvo lugar este año en Madrid el 11 de septiembre..
El Foro de Vida Independiente y Divertad es una comunidad constituida por personas de toda España, y de otros países, que conforma un foro de reflexión filosófica y de lucha por la defensa de los Derechos Humanos de las personas con diversidad funcional y cuyos pilares radican en el Movimiento de Vida Independiente, desarrollado a nivel mundial.
Por quinto año consecutivo este colectivo sale a las calles de Málaga para celebrar una fiesta reivindicativa de los derechos de las personas con diversidad funcional, en demanda de una igualdad de oportunidades real. Se espera contar con la presencia de quienes dieron su apoyo en ediciones anteriores y haciendo un llamamiento a las personas con reconocida conciencia social e intelectuales para que en estos momentos apoyen la lucha en la primera trinchera en que se batalla por los derechos humanos básicos ante el fraude de la compasión.
Con esta Marcha se pretende visibilizar ante la sociedad que derechos humanos como vivir de modo independiente, tener accesibilidad plena a bienes y servicios, que nuestros niños y niñas no sean segregados en los centros educativos o no ser forzado o inducido a vivir en residencias, son derechos vulnerados sistemáticamente por todas las administraciones públicas españolas. La violación de estos derechos fundamentales sostiene una organización social que estimula el internamiento en entornos en los que desde 2009 se han producido 14 asesinatos y 2 homicidios.
El Foro de Vida Independiente y Divertad desea que el 22 de octubre se unan a la Marcha cuantos entienden que la diversidad funcional no es un problema, sino una condición humana que enriquece a la sociedad. Todos iguales y diferentes en un mundo de divertad o, lo que es lo mismo, de dignidad y libertad en la diversidad.
Foro de Vida Independiente y Divertad
18 de octubre de 2011
DERECHOS HUMANOS ¡YA!
“NADA SOBRE NOSOTROS SIN NOSOTROS”
de las Personas con Diversidad Funcional
El próximo día 22 de octubre el Foro de Vida Independiente y Divertad os invita a participar en Málaga en la V Red de Marchas por la Visibilidad de las Personas con Diversidad Funcional, en las que se reivindicará el cumplimiento de lo establecido en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Diversidad Funcional) El inicio de la V Red tuvo lugar este año en Madrid el 11 de septiembre..
El Foro de Vida Independiente y Divertad es una comunidad constituida por personas de toda España, y de otros países, que conforma un foro de reflexión filosófica y de lucha por la defensa de los Derechos Humanos de las personas con diversidad funcional y cuyos pilares radican en el Movimiento de Vida Independiente, desarrollado a nivel mundial.
Por quinto año consecutivo este colectivo sale a las calles de Málaga para celebrar una fiesta reivindicativa de los derechos de las personas con diversidad funcional, en demanda de una igualdad de oportunidades real. Se espera contar con la presencia de quienes dieron su apoyo en ediciones anteriores y haciendo un llamamiento a las personas con reconocida conciencia social e intelectuales para que en estos momentos apoyen la lucha en la primera trinchera en que se batalla por los derechos humanos básicos ante el fraude de la compasión.
Con esta Marcha se pretende visibilizar ante la sociedad que derechos humanos como vivir de modo independiente, tener accesibilidad plena a bienes y servicios, que nuestros niños y niñas no sean segregados en los centros educativos o no ser forzado o inducido a vivir en residencias, son derechos vulnerados sistemáticamente por todas las administraciones públicas españolas. La violación de estos derechos fundamentales sostiene una organización social que estimula el internamiento en entornos en los que desde 2009 se han producido 14 asesinatos y 2 homicidios.
El Foro de Vida Independiente y Divertad desea que el 22 de octubre se unan a la Marcha cuantos entienden que la diversidad funcional no es un problema, sino una condición humana que enriquece a la sociedad. Todos iguales y diferentes en un mundo de divertad o, lo que es lo mismo, de dignidad y libertad en la diversidad.
Foro de Vida Independiente y Divertad
18 de octubre de 2011
DERECHOS HUMANOS ¡YA!
“NADA SOBRE NOSOTROS SIN NOSOTROS”
jueves, 6 de octubre de 2011
domingo, 18 de septiembre de 2011
lunes, 4 de julio de 2011
CARTA ABIERTA PARA COMPAÑEROS DEL GRUPO 9
“Dime la verdad, sé todo lo sincera que puedas”, le digo a la estudiante de Prácticas que en unos meses será profesora. “Dime de uno a diez, cuánto de lo que te ha enseñado la universidad te sirve para trabajar”. “¿De verdad?” Pregunta entre el temor a molestarme. “Como mucho un tres. Porque “el niño” no es un ente o una cosa, y eso es lo que enseñan”. No, los niños no son máquinas que vienen a la escuela a hacer fichas como autómatas. La vida no es sólo una cadena de montaje en la que se evalúa la cantidad que produces sin importar el proceso ni la calidad de lo producido. “¿Qué has hecho en el colegio?”, le digo a mi primo de cuatro años, “pues fichas, prima”, me responde sin dejar de ser consciente de que no puede hacer otra cosa, con su edad sólo se pueden hacer fichas ¿qué si no? Se me parte el alma como futura maestra, me desintegro como alumna, desaparezco como ciudadana. Y luego queremos que sean creativos y libres, que piensen por sí mismos, que constituyan una ciudadanía participativa y activa. ¿Queremos? No, lo que serán y seremos es aquello para lo que estamos siendo formados.
Después de un año como este, he podido experimentar y observar como alumna de magisterio y futura docente la escuela en múltiples aspectos, entonces al comparar “teoría y la práctica”, un sentimiento de contradicción, decepción y añoranza deja ver la puesta en escena. La docencia universitaria no sirve, hoy por hoy, para formar maestras y maestros que permitan forjar una ciudadanía de libre pensamiento. Con lo que ocurre en las aulas universitarias reforzamos el modelo reproductivo con tendencia al infinito y en espiral hacia adentro. Ni siquiera estamos formando bien a quienes parecen pensar por sí mismos, como lo explica Andrés Rábago “El Roto”, nos preparan para ser águilas y luego nos dan trabajo de buitres. Si necesitamos maestras y maestros que hagan pensar ¿por qué no nos enseñan a tomar decisiones?, si sabemos que vamos a trabajar en equipos interdisciplinares ¿por qué no nos ayudan a ser tolerantes?, si vamos a tener que adaptarnos a cualquier circunstancia ¿por qué no desarrollamos la capacidad de ser flexibles? ¿O es que no les interesa que pensemos por nosotros mismos?
Tal y como intenté exprimir todo aquello que dijo Tonucci en clase, aquel sabio, los niños y niñas de cuatro y cinco años piden “profes” que no griten, que no peguen, que no se enfaden tanto, que nos traten como personas, aunque midamos sólo un metro, que nos dejen hablar y nos escuchen, que nos abracen y nos besen… Queremos ser queridos y respetados. Piden lo que no les damos, ni con cuatro ni con veinte. No nos forman para ser parte de la ciudadanía y deberían hacerlo, nada de que eso se aprende en casa, no es verdad, o sí lo es para algunas familias, pero… Dejamos que esas habilidades “sólo” se trabajen con las madres y los padres; y así, la escuela termina reforzando las diferencias sociales en lugar de paliarlas. No puede ser que el sistema educativo no sirva para llegar a ser mejores personas, si no sirve para eso… ¿se puede saber para qué van a la escuela? ¿Alguien me puede explicar a qué venimos a la universidad?
Todavía no encuentro respuesta que me lleve a otros caminos que no sean intereses relacionados con la política y la economía, pero sí me gustaría compartir con vosotros una pequeña anécdota. Cuando William Lory recibía a los alumnos de la prestigiosa escuela de Eton, en el Reino Unido, les decía eso tan acertado:
“Venís a una gran escuela no para adquirir conocimientos, sino para adquirir artes y hábitos: el hábito de la atención, el arte de la expresión, el arte de daros cuenta en un simple momento de una nueva idea, el hábito de someteros a censura y refutación, el arte de indicar asentimiento y desacuerdo de manera graduada y medida, el hábito de fijaros en los detalles con exactitud, el hábito de saber hacer las cosas a su tiempo, el gusto y la discriminación, el valor mental y la sobriedad. Sobre todo, venís a una gran escuela para conseguir el conocimiento de vosotros mismos”.
Después de un año como este, he podido experimentar y observar como alumna de magisterio y futura docente la escuela en múltiples aspectos, entonces al comparar “teoría y la práctica”, un sentimiento de contradicción, decepción y añoranza deja ver la puesta en escena. La docencia universitaria no sirve, hoy por hoy, para formar maestras y maestros que permitan forjar una ciudadanía de libre pensamiento. Con lo que ocurre en las aulas universitarias reforzamos el modelo reproductivo con tendencia al infinito y en espiral hacia adentro. Ni siquiera estamos formando bien a quienes parecen pensar por sí mismos, como lo explica Andrés Rábago “El Roto”, nos preparan para ser águilas y luego nos dan trabajo de buitres. Si necesitamos maestras y maestros que hagan pensar ¿por qué no nos enseñan a tomar decisiones?, si sabemos que vamos a trabajar en equipos interdisciplinares ¿por qué no nos ayudan a ser tolerantes?, si vamos a tener que adaptarnos a cualquier circunstancia ¿por qué no desarrollamos la capacidad de ser flexibles? ¿O es que no les interesa que pensemos por nosotros mismos?
Tal y como intenté exprimir todo aquello que dijo Tonucci en clase, aquel sabio, los niños y niñas de cuatro y cinco años piden “profes” que no griten, que no peguen, que no se enfaden tanto, que nos traten como personas, aunque midamos sólo un metro, que nos dejen hablar y nos escuchen, que nos abracen y nos besen… Queremos ser queridos y respetados. Piden lo que no les damos, ni con cuatro ni con veinte. No nos forman para ser parte de la ciudadanía y deberían hacerlo, nada de que eso se aprende en casa, no es verdad, o sí lo es para algunas familias, pero… Dejamos que esas habilidades “sólo” se trabajen con las madres y los padres; y así, la escuela termina reforzando las diferencias sociales en lugar de paliarlas. No puede ser que el sistema educativo no sirva para llegar a ser mejores personas, si no sirve para eso… ¿se puede saber para qué van a la escuela? ¿Alguien me puede explicar a qué venimos a la universidad?
Todavía no encuentro respuesta que me lleve a otros caminos que no sean intereses relacionados con la política y la economía, pero sí me gustaría compartir con vosotros una pequeña anécdota. Cuando William Lory recibía a los alumnos de la prestigiosa escuela de Eton, en el Reino Unido, les decía eso tan acertado:
“Venís a una gran escuela no para adquirir conocimientos, sino para adquirir artes y hábitos: el hábito de la atención, el arte de la expresión, el arte de daros cuenta en un simple momento de una nueva idea, el hábito de someteros a censura y refutación, el arte de indicar asentimiento y desacuerdo de manera graduada y medida, el hábito de fijaros en los detalles con exactitud, el hábito de saber hacer las cosas a su tiempo, el gusto y la discriminación, el valor mental y la sobriedad. Sobre todo, venís a una gran escuela para conseguir el conocimiento de vosotros mismos”.
sábado, 25 de junio de 2011
The British Bust: How will Manchester renew itself after austerity sets in?
http://www.globalpost.com/dispatch/news/regions/europe/united-kingdom/110309/manchester-austerity-economy
MANCHESTER, United Kingdom — Manchester is Britain's second city, not by population size, but by sheer energy and a quality it shares with America's second city, Chicago — residents carry a large chip on their broad shoulders, as anyone who has ever watched Oasis perform knows. Mancunians, like most people in the northern reaches of England, revel in their reputation for blunt speaking and hardness. They constantly mock the soft southerners who suck at the teat of London and its financial district.
The people of this city have been on the front line of every up and down in economic history since the beginning of the industrial revolution. The history of free-market capitalism can be read in the city's streetscape: imposing stone temples to imperial commerce; dark, satanic mills and warehouses crowding sunlight off the street; and slick, airy, glassed-in modern office buildings housing knowledge economy workshops. There are also the canals. There are so many waterways criss-crossing the city that Manchester could call itself the Venice of the North, if that wasn't such an arty-farty thing, the sort of appellation soft, southern PR guys might invent.
Overlooking one of those canals are the offices of BDP, Manchester's largest architectural practice. BDP was built by riding the latest phase of economic history: regenerating the city through public-private partnership.
"Local government is not the enemy of business," BDP Managing Director Gavin Elliott said. "Manchester city government has been pre-eminent in driving private sector investment, through public funding."
Read The British Bust, Part I [3] on how the people of Manchester have yet to feel the impact of drastic government budget cuts.
Twenty years ago, Manchester looked like many Rust Belt cities in the United States. The pure free-market economic theories pursued by Margaret Thatcher's government had led to two recessions in a decade, and with its manufacturing hey-day long past, the two downturns hit the city particularly hard. The story in the early 1990s was gun crime. While there was less to the Gun-chester story than met the eye, the grotesque public housing around the edge of downtown was proof of the impoverishment of the city.
Around that time, in typical Manchester fashion, the city's leaders decide to do something brash. They would bid for the Olympics! The first thing that needed to be done was spruce up the town. Public money primed the pump and soon Manchester became a building site. The canals were dredged and the derelict warehouses along them converted to residential apartments and lofts.
Manchester bid for the Olympics twice in 1996 and 2000, and failed each time. Gavin Elliott says that was not important. "You don't always bid to win. The important thing was using the process for capacity building."
For 15 years that strategy worked. The improved infrastructure and built environment enticed businesses to relocate and the private sector grew. Under the Labour governments of Tony Blair and Gordon Brown, there was large investment of public money in building new schools, hospitals and transport infrastructure.
Now that phase of Manchester's economic history is over.
Firms like BDP are having to re-invent themselves. BDP grew in the last decade and a half by focusing on designing schools. Money for those projects slowed when the banking crisis hit and came to a full stop when the Conservative-led coalition government came into office last May. BDP laid off 10 percent of its staff. The firm is looking abroad for commissions. "Five years ago, foreign projects counted for 10 percent of our turnover," said Elliott. "Today that number is 30 percent."
The private sector can be more nimble at reinvention than government. Down at the town hall, a spectacular monument to Manchester's status as the world's pre-eminent industrial city circa 1860, the executive members of the city council are still reeling.
"We were shocked! We were angered," said councillor Glyn Evans, when they found out just how much their grant from the British government was being cut.
The Conservative-led coalition took power in May and signaled there would be cuts. This was important for all local authorities to know in advance. The way local government is funded in Britain is incredibly complicated but the bulk of its budget comes in a grant from the central government in London. Evans said the council began preparing for a reduced grant for the financial year beginning in April but it wasn't until late autumn that their grant was finally announced.
The council has to find more than 109 million pounds ($177 million) in savings from the 2011-2012 budget, a further 60 million pounds ($97.7) has to be cut from April of next year. Seventeen percent of its workforce has to go. That is a lot of money and employment to take out of a city of approximately 490,000 people that is the hub of a metro area with an additional 2 million people. But it is the suddenness of the cuts that is so shocking. "Why aren't they being phased in gradually?" Evans asked.
The answer, of course, is politics. Cameron and his government came to office knowing they had to shrink the size of government to reduce the deficit. That meant job losses and services being cut back. Since the next election could be as late as 2015, Cameron and co. want to get the bad news out of the way early. They hope that in four years the economy will be growing, that the private sector will have picked up the slack in employment and voters will have forgotten the pain of cutting services.
Those who have to make the cuts as the British economy timidly steps out of recession — in the last quarter of 2010 the economy actually contracted by 0.6 percent — wanted to cut more slowly. Their theory is that if growth leads to improvements in employment and tax revenues it might be possible to pay down the deficit over a long period of time without making further cuts to public services.
Evans sits on the executive committee of the Manchester city council and is in charge of adult services. That includes overseeing care of the elderly, people with disabilities and the increasing number of people with dementia. He noted ruefully that much of the reporting so far on the upcoming cuts has focused on swimming pool and library closures. "If the council has to close a swimming pool that's an inconvenience. But what we do is literally life and death."
He added, "These last 10 weeks have been awful. I'm an ordinary working guy. I didn't get into government to make cuts to services."
But cut he will, and re-jig his services. The core mission of his department — helping adults with disabilities and the elderly without family to stay in their own homes rather than having to move to overcrowded institutions — will be severely challenged.
What happens next for Manchester is anybody's guess. The last time a British government so dramatically shifted the structure of the economy was in the first two years of Margaret Thatcher's premiership. Recession followed and the northern part of England bore the brunt. Manchester pulled itself out of the morass by re-discovering public-private partnership. Now the public part of that equation is being severely trimmed back. Can the private sector pick up the slack?
"In the short-term, no," said architect Gavin Elliott. "In the medium- to longterm, probably yes."
Manchester's two-century long history of bouncing back from the vicissitudes of the free market backs Elliott up, but re-invention doesn't happen overnight. And, let's face it, once you've played the Olympic bid card where can you go?
For the thousands who will be losing their jobs the next couple of years are a frightening prospect.
By Michael Goldfarb
MANCHESTER, United Kingdom — Manchester is Britain's second city, not by population size, but by sheer energy and a quality it shares with America's second city, Chicago — residents carry a large chip on their broad shoulders, as anyone who has ever watched Oasis perform knows. Mancunians, like most people in the northern reaches of England, revel in their reputation for blunt speaking and hardness. They constantly mock the soft southerners who suck at the teat of London and its financial district.
The people of this city have been on the front line of every up and down in economic history since the beginning of the industrial revolution. The history of free-market capitalism can be read in the city's streetscape: imposing stone temples to imperial commerce; dark, satanic mills and warehouses crowding sunlight off the street; and slick, airy, glassed-in modern office buildings housing knowledge economy workshops. There are also the canals. There are so many waterways criss-crossing the city that Manchester could call itself the Venice of the North, if that wasn't such an arty-farty thing, the sort of appellation soft, southern PR guys might invent.
Overlooking one of those canals are the offices of BDP, Manchester's largest architectural practice. BDP was built by riding the latest phase of economic history: regenerating the city through public-private partnership.
"Local government is not the enemy of business," BDP Managing Director Gavin Elliott said. "Manchester city government has been pre-eminent in driving private sector investment, through public funding."
Read The British Bust, Part I [3] on how the people of Manchester have yet to feel the impact of drastic government budget cuts.
Twenty years ago, Manchester looked like many Rust Belt cities in the United States. The pure free-market economic theories pursued by Margaret Thatcher's government had led to two recessions in a decade, and with its manufacturing hey-day long past, the two downturns hit the city particularly hard. The story in the early 1990s was gun crime. While there was less to the Gun-chester story than met the eye, the grotesque public housing around the edge of downtown was proof of the impoverishment of the city.
Around that time, in typical Manchester fashion, the city's leaders decide to do something brash. They would bid for the Olympics! The first thing that needed to be done was spruce up the town. Public money primed the pump and soon Manchester became a building site. The canals were dredged and the derelict warehouses along them converted to residential apartments and lofts.
Manchester bid for the Olympics twice in 1996 and 2000, and failed each time. Gavin Elliott says that was not important. "You don't always bid to win. The important thing was using the process for capacity building."
For 15 years that strategy worked. The improved infrastructure and built environment enticed businesses to relocate and the private sector grew. Under the Labour governments of Tony Blair and Gordon Brown, there was large investment of public money in building new schools, hospitals and transport infrastructure.
Now that phase of Manchester's economic history is over.
Firms like BDP are having to re-invent themselves. BDP grew in the last decade and a half by focusing on designing schools. Money for those projects slowed when the banking crisis hit and came to a full stop when the Conservative-led coalition government came into office last May. BDP laid off 10 percent of its staff. The firm is looking abroad for commissions. "Five years ago, foreign projects counted for 10 percent of our turnover," said Elliott. "Today that number is 30 percent."
The private sector can be more nimble at reinvention than government. Down at the town hall, a spectacular monument to Manchester's status as the world's pre-eminent industrial city circa 1860, the executive members of the city council are still reeling.
"We were shocked! We were angered," said councillor Glyn Evans, when they found out just how much their grant from the British government was being cut.
The Conservative-led coalition took power in May and signaled there would be cuts. This was important for all local authorities to know in advance. The way local government is funded in Britain is incredibly complicated but the bulk of its budget comes in a grant from the central government in London. Evans said the council began preparing for a reduced grant for the financial year beginning in April but it wasn't until late autumn that their grant was finally announced.
The council has to find more than 109 million pounds ($177 million) in savings from the 2011-2012 budget, a further 60 million pounds ($97.7) has to be cut from April of next year. Seventeen percent of its workforce has to go. That is a lot of money and employment to take out of a city of approximately 490,000 people that is the hub of a metro area with an additional 2 million people. But it is the suddenness of the cuts that is so shocking. "Why aren't they being phased in gradually?" Evans asked.
The answer, of course, is politics. Cameron and his government came to office knowing they had to shrink the size of government to reduce the deficit. That meant job losses and services being cut back. Since the next election could be as late as 2015, Cameron and co. want to get the bad news out of the way early. They hope that in four years the economy will be growing, that the private sector will have picked up the slack in employment and voters will have forgotten the pain of cutting services.
Those who have to make the cuts as the British economy timidly steps out of recession — in the last quarter of 2010 the economy actually contracted by 0.6 percent — wanted to cut more slowly. Their theory is that if growth leads to improvements in employment and tax revenues it might be possible to pay down the deficit over a long period of time without making further cuts to public services.
Evans sits on the executive committee of the Manchester city council and is in charge of adult services. That includes overseeing care of the elderly, people with disabilities and the increasing number of people with dementia. He noted ruefully that much of the reporting so far on the upcoming cuts has focused on swimming pool and library closures. "If the council has to close a swimming pool that's an inconvenience. But what we do is literally life and death."
He added, "These last 10 weeks have been awful. I'm an ordinary working guy. I didn't get into government to make cuts to services."
But cut he will, and re-jig his services. The core mission of his department — helping adults with disabilities and the elderly without family to stay in their own homes rather than having to move to overcrowded institutions — will be severely challenged.
What happens next for Manchester is anybody's guess. The last time a British government so dramatically shifted the structure of the economy was in the first two years of Margaret Thatcher's premiership. Recession followed and the northern part of England bore the brunt. Manchester pulled itself out of the morass by re-discovering public-private partnership. Now the public part of that equation is being severely trimmed back. Can the private sector pick up the slack?
"In the short-term, no," said architect Gavin Elliott. "In the medium- to longterm, probably yes."
Manchester's two-century long history of bouncing back from the vicissitudes of the free market backs Elliott up, but re-invention doesn't happen overnight. And, let's face it, once you've played the Olympic bid card where can you go?
For the thousands who will be losing their jobs the next couple of years are a frightening prospect.
By Michael Goldfarb
martes, 21 de junio de 2011
domingo, 19 de junio de 2011
El niño de Camposoto
El titular de prensa que tengo más a mano dice exactamente:
"Denuncian al colegio de Camposoto por supuestos malos tratos a un niño autista."
¿Qué haría un padre si su niño de 6 años con autismo llegase a su domicilio con veinte cardenales y al ir a pedir explicaciones en el colegio no le dijeran nada?
¿Qué haría ese mismo padre si al mes del suceso hubiera una repetición de los hechos, esta vez con seis cardenales? ¿Los denunciaría ante quien fuera o se callaría?
Los padres de este colegio, específicamente los padres del aula de integración del colegio de primaria de Camposoto, se han puesto del lado de los profesores. Del lado de la víctima, (porque no lo olviden, la víctima es el niño), no.
Así tenemos que dichos padres se movilizan en apoyo del profesional. Los padres entregan escritos a la inspección de la delegación provincial y a la propia delegada de educación de la provincia de Cádiz.
En ambos escritos expresan su sorpresa, ya que en dos años que lleva abierta el aula no ha surgido ningún problema, pero resulta que siempre hay una primera vez para las cosas. Por ejemplo: en más de 400 años no se había suspendido una procesión de la Virgen del Rocío por causa de la rotura de barra del palio del paso de la blanca paloma. Sin embargo el 13 de junio de 2011 se suspende por primera vez.
Otro ejemplo: desde su creación hace más de 30 años, nunca antes habían dimitido de su cargo tres miembros del Tribunal Constitucional, y sin embargo el mismo día 13 de junio van y dimiten. Debe ser mentira porque nunca antes había ocurrido.
Al haber denunciado a la propia delegación provincial de educación, es lógico que el informe emitido por ésta a finales del mes de mayo juzgara que ella era inocente, que los profesores habían actuado correctamente. En concreto ese informe habla de que el aula de integración ese día la ocupaba la maestra de educación especial que atiende el aula del centro, junto con la monitora del aula y una voluntaria de la asociación de autismo de Cádiz que colabora con el colegio.
Pasados unos minutos el niño de 6 años comenzó a autolesionarse y entre las tres y el profesor de educación física redujeron al niño y lo calmaron.
Cabría hacerse muchas preguntas como por ejemplo, de dónde han salido los cardenales si en el momento de reducir y calmar al niño no presentaba ninguno. Es necesario indagar sobre la presencia de una persona ajena a la plantilla en ese recinto. Habría que preguntarse también a quién se está procesando; está claro que la Asociación de padres y los profesores del centro ya han juzgado al padre de la criatura y, no contentos con esto, ya han emitido un veredicto contra él.
Pero ¿dónde queda el niño en este maremagnum de sucesos sin explicar?
Autor: César Giménez. 15 de junio de 2011.
http://www.derechoshumanosya.org/node/1068
"Denuncian al colegio de Camposoto por supuestos malos tratos a un niño autista."
¿Qué haría un padre si su niño de 6 años con autismo llegase a su domicilio con veinte cardenales y al ir a pedir explicaciones en el colegio no le dijeran nada?
¿Qué haría ese mismo padre si al mes del suceso hubiera una repetición de los hechos, esta vez con seis cardenales? ¿Los denunciaría ante quien fuera o se callaría?
Los padres de este colegio, específicamente los padres del aula de integración del colegio de primaria de Camposoto, se han puesto del lado de los profesores. Del lado de la víctima, (porque no lo olviden, la víctima es el niño), no.
Así tenemos que dichos padres se movilizan en apoyo del profesional. Los padres entregan escritos a la inspección de la delegación provincial y a la propia delegada de educación de la provincia de Cádiz.
En ambos escritos expresan su sorpresa, ya que en dos años que lleva abierta el aula no ha surgido ningún problema, pero resulta que siempre hay una primera vez para las cosas. Por ejemplo: en más de 400 años no se había suspendido una procesión de la Virgen del Rocío por causa de la rotura de barra del palio del paso de la blanca paloma. Sin embargo el 13 de junio de 2011 se suspende por primera vez.
Otro ejemplo: desde su creación hace más de 30 años, nunca antes habían dimitido de su cargo tres miembros del Tribunal Constitucional, y sin embargo el mismo día 13 de junio van y dimiten. Debe ser mentira porque nunca antes había ocurrido.
Al haber denunciado a la propia delegación provincial de educación, es lógico que el informe emitido por ésta a finales del mes de mayo juzgara que ella era inocente, que los profesores habían actuado correctamente. En concreto ese informe habla de que el aula de integración ese día la ocupaba la maestra de educación especial que atiende el aula del centro, junto con la monitora del aula y una voluntaria de la asociación de autismo de Cádiz que colabora con el colegio.
Pasados unos minutos el niño de 6 años comenzó a autolesionarse y entre las tres y el profesor de educación física redujeron al niño y lo calmaron.
Cabría hacerse muchas preguntas como por ejemplo, de dónde han salido los cardenales si en el momento de reducir y calmar al niño no presentaba ninguno. Es necesario indagar sobre la presencia de una persona ajena a la plantilla en ese recinto. Habría que preguntarse también a quién se está procesando; está claro que la Asociación de padres y los profesores del centro ya han juzgado al padre de la criatura y, no contentos con esto, ya han emitido un veredicto contra él.
Pero ¿dónde queda el niño en este maremagnum de sucesos sin explicar?
Autor: César Giménez. 15 de junio de 2011.
http://www.derechoshumanosya.org/node/1068
sábado, 18 de junio de 2011
Residencias
http://www.derechoshumanosya.org/node/1066
El mapa del mundo está lleno de residencias para mayores. También se encuentran en él multitud de residencias para personas con diversidad funcional, en unos países esto ocurre más que en otros, en el nuestro hay muchas. Incluso una está situada en la Comunidad Valenciana, ¡menuda sorpresa!
No llegó a ser noticia, quizás por rutina, el que cinco personas con diversidad funcional por trastornos en la salud mental sufrieran maltratos en repetidas ocasiones por dos trabajadoras, en su momento, del mismo centro.
En esa residencia de la ciudad de L’Eliana las dos cuidadoras, según la agencia Europa Press, “han aceptado en el juzgado de lo penal nº 3 de Valencia cumplir una pena de dos años y medio en prisión por maltratar a cinco internos durante los años 2003 y 2004.”
Pero a lo mejor conviene preguntarse en qué consistían esos maltratos o vejaciones. En pocas palabras hay que decir que les hacían ayunar, vaya, que estaban a dieta permanente, o dicho de otro modo, que con frecuencia les negaban la comida. Por otro lado, les pegaban con un bate de baseball si se portaban mal. También les hacían limpiar sus propios excrementos y en repetidas ocasiones les encerraban en un lugar que ellas mismas denominaban con originalidad el ‘zulo’, puede que porque realmente era un zulo.
Especialmente las encerraban cuando venía la inspección de la Dirección General de Integración Social de la Discapacidad, la cual no se percataba de que faltaban cinco personas porque estarían por ahí de parranda. Este caso muestra que lo supuestamente excepcional no lo es tanto, ya que situaciones similares se repiten continuamente.
Lo novedoso es denunciar y que el asunto haya llegado al juzgado. No sólo eso, sino que la supuesta cuidadora y ya ex empleada del centro de reclusión haya sido condenada junto con su ex jefa. Pero es irrisorio el lugar del que procede la denuncia. Y es que proviene de una cuestión meramente monetaria. Al producirse un cambio en la gerencia de la residencia, la misma codiciosa trabajadora se quejó de que los nuevos propietarios no le pagaban el sueldo que le debían desde hacía varios meses y que ascendía a 1.800 euros.
La idea de que hay igualdad ante la justicia es una pura quimera. Las rebajas pronto llegaron, y no por parte de un supuesto enemigo, sino por el propio Ministerio Fiscal, ya que la pena quedó rebajada de diez años de prisión a dos años y medio meramente por tratarse de personas con diversidad funcional.
Según la agencia de noticias, “la rebaja de la pena se debe fundamentalmente, a la condición de las víctimas, ya que al tratarse de personas con discapacidad, el Ministerio Fiscal –a pesar de dar total credibilidad a los hechos denunciados- dudaba de que pudieran tener un testimonio sólido si se hubiera celebrado un juicio. Así, ha preferido conformarse y rebajar la pena considerablemente.”
La desigualdad de los ciudadanos ante la justicia sí parece totalmente noticiable. Eso sí que es una gran noticia digna de ser denunciada
El mapa del mundo está lleno de residencias para mayores. También se encuentran en él multitud de residencias para personas con diversidad funcional, en unos países esto ocurre más que en otros, en el nuestro hay muchas. Incluso una está situada en la Comunidad Valenciana, ¡menuda sorpresa!
No llegó a ser noticia, quizás por rutina, el que cinco personas con diversidad funcional por trastornos en la salud mental sufrieran maltratos en repetidas ocasiones por dos trabajadoras, en su momento, del mismo centro.
En esa residencia de la ciudad de L’Eliana las dos cuidadoras, según la agencia Europa Press, “han aceptado en el juzgado de lo penal nº 3 de Valencia cumplir una pena de dos años y medio en prisión por maltratar a cinco internos durante los años 2003 y 2004.”
Pero a lo mejor conviene preguntarse en qué consistían esos maltratos o vejaciones. En pocas palabras hay que decir que les hacían ayunar, vaya, que estaban a dieta permanente, o dicho de otro modo, que con frecuencia les negaban la comida. Por otro lado, les pegaban con un bate de baseball si se portaban mal. También les hacían limpiar sus propios excrementos y en repetidas ocasiones les encerraban en un lugar que ellas mismas denominaban con originalidad el ‘zulo’, puede que porque realmente era un zulo.
Especialmente las encerraban cuando venía la inspección de la Dirección General de Integración Social de la Discapacidad, la cual no se percataba de que faltaban cinco personas porque estarían por ahí de parranda. Este caso muestra que lo supuestamente excepcional no lo es tanto, ya que situaciones similares se repiten continuamente.
Lo novedoso es denunciar y que el asunto haya llegado al juzgado. No sólo eso, sino que la supuesta cuidadora y ya ex empleada del centro de reclusión haya sido condenada junto con su ex jefa. Pero es irrisorio el lugar del que procede la denuncia. Y es que proviene de una cuestión meramente monetaria. Al producirse un cambio en la gerencia de la residencia, la misma codiciosa trabajadora se quejó de que los nuevos propietarios no le pagaban el sueldo que le debían desde hacía varios meses y que ascendía a 1.800 euros.
La idea de que hay igualdad ante la justicia es una pura quimera. Las rebajas pronto llegaron, y no por parte de un supuesto enemigo, sino por el propio Ministerio Fiscal, ya que la pena quedó rebajada de diez años de prisión a dos años y medio meramente por tratarse de personas con diversidad funcional.
Según la agencia de noticias, “la rebaja de la pena se debe fundamentalmente, a la condición de las víctimas, ya que al tratarse de personas con discapacidad, el Ministerio Fiscal –a pesar de dar total credibilidad a los hechos denunciados- dudaba de que pudieran tener un testimonio sólido si se hubiera celebrado un juicio. Así, ha preferido conformarse y rebajar la pena considerablemente.”
La desigualdad de los ciudadanos ante la justicia sí parece totalmente noticiable. Eso sí que es una gran noticia digna de ser denunciada
lunes, 13 de junio de 2011
martes, 7 de junio de 2011
Educación en Finlandia en 2.007. No hay novedades sustanciales.
¿Por qué lo habitual en Finlandia es que un adolescente normalito termine Secundaria con notas excelentes, hablando un perfecto inglés y leyendo un libro a la semana, y aquí muy pocos consiguan algo remotamente parecido? Hemos viajado al país mejor clasificado por el informe Pisa para averiguarlo.
Les presento a Saili Sipilä. Tiene 15 años. Vive con sus padres y sus dos hermanos en Espoo, una ciudad de 360.000 habitantes a las afueras de Helsinki. He volado 4.000 kilómetros para conocerlo. ¿Por qué? Por dos razones: porque soy periodista y porque tengo un hijo de la misma edad. Como periodista, quiero saber por qué Saili, un adolescente normalito de Finlandia terminará la Secundaria con excelentes notas, hablando inglés a la perfección y leyendo un libro por semana. Lo típico para un finlandés. Como padre, quiero saber si es inevitable que mi hijo, Manuel, un adolescente normalito, acabe sus estudios obligatorios aprobando por los pelos, chapurreando cuatro palabras en inglés y sin el menor interés por la lectura. Lo típico para un español. ¿Hubiera sido diferente si hubiera nacido en Finlandia? ¿Qué comparaciones entre la educación finlandesa y la española puedo hacer como periodista? ¿Qué lecciones puedo aprender como padre?
Repaso en el avión los resultados calentitos del último informe Pisa, un examen trianual que mide las capacidades de los alumnos de 15 años de 57 países en ciencias, matemáticas y lectura. Participaron 375.000 estudiantes. En España, casi 20.000 alumnos de Secundaria de 686 coles e institutos. Veamos las notas. Ciencias: Finlandia, 1ª, 563 puntos. España, 31ª, 488 puntos. Si el aprobado lo marca la media de los países de la OCDE (491 puntos), ya tenemos el primer suspenso. Matemáticas: Finlandia, 2ª, 548 puntos, a sólo uno de China Taipei. España, 31ª, 480, a cuatro de la media de los países desarrollados. Segundo insuficiente. Lectura: Finlandia, 2ª (547), por detrás de Corea del Sur. España, 35ª (461), protagoniza además el peor descenso en comprensión lectora de los países de la OCDE (485) desde el último informe. Nuestros hijos no entienden lo que leen. A la cuarta línea de cualquier texto se pierden. Muy deficiente.
Tres cates en las tres asignaturas básicas. ¿Qué hacemos? ¿Castigamos de cara a la pared a los alumnos, a los padres, a los profesores, a las autoridades, a todos? Alemania cosechó unas calabazas semejantes hace tres años y la conmoción fue tan mayúscula que los políticos se pusieron las pilas y este año sus estudiantes han aprobado con nota. Aquí, el Gobierno culpa a Franco (la precaria educación de los padres dificulta la de los hijos). Además, la fiesta va por barrios, léase por comunidades autónomas. Los riojanos pueden sacar pecho: están en el grupito de cabeza. Los andaluces deberían ir pensando en las recuperaciones: en mates les gana hasta Azerbaiyán.
Taxi hasta Espoo. Son las siete de la mañana y todavía no ha amanecido. Ni lo hará. No veré el sol durante mi estancia en Finlandia. Cielos cubiertos y noche cerrada a las tres de la tarde. En esta época del año es un país en penumbra y con sus 5,3 millones de habitantes obsesionados en encender cirios, velas y lamparitas. Limosnas de luz. Llego a casa de los Sipilä a tiempo para ser invitado al desayuno familiar. No es lo habitual, porque cada uno suele tomar un bocado por su cuenta, pero ayer (6 de diciembre) fue el Día de la Independencia y la ocasión lo merece. Me sorprende que Saili no tenga puente, pues el festivo cae en jueves. Mi hijo enlazó cuatro días de vacaciones gracias al viaducto de la Constitución. En Finlandia, si una escuela hace puente (los centros tienen autonomía para toman estas decisiones), antes obliga a sus alumnos a salir algo más tarde cada día hasta completar las clases que se hubieran perdido.
Me descalzo, dejo los zapatos en el recibidor y converso con los Sipilä en calcetines mientras damos cuenta del café, los panecillos, el zumo de bayas y el queso lapón con mermelada. Seppo, el padre, es teólogo y se gana la vida traduciendo la Biblia. Domina una docena de idiomas, entre ellos arameo, copto y árabe clásico. Leena, la madre, es enfermera y trabaja en un hospital. Mikael, el hermano mayor, tiene 18 años y quiere estudiar Arte Dramático en la universidad, pero reconoce que las posibilidades de pasar el corte a la primera son escasas. Joel, el menor, de 12 años, es discapacitado psíquico y acude a un colegio de educación especial. La vivienda familiar es un dúplex de clase media en el centro urbano de Espoo. Lo de ‘urbano’ hay que matizarlo. Un bosque de abetos limita con la casa. «Nos mudamos aquí hace año y medio. El aire es muy puro». Espoo es la segunda ciudad de Finlandia en habitantes y la de mayor porcentaje de población universitaria en un país donde el 34 por ciento de los adultos tiene estudios superiores. «No hay apenas delincuencia. Nuestros hijos pueden pasear de noche con tranquilidad», explica el padre. Y Saili apostilla en un inglés prístino: «Finlandia es segura. Ni sunamis, ni terremotos… Me gusta vivir aquí». Yo les explico que me crié en la calle. Y eso es algo que se ha perdido en España, por los menos en las grandes ciudades. Que los niños puedan jugar al aire libre sin vigilancia.
Las ocho menos cuarto. Hora de ponerse los zapatos y salir camino de las respectivas ocupaciones. Saili coge el bus urbano (no hay autobuses escolares). El billete lo subvenciona el municipio. Por ley, ningún alumno puede vivir a más de cinco kilómetros de la escuela. Podría ir caminando, un paseo de veinte minutos, pero llovizna aguanieve y no le apetece. Saili tiene moto y bicicleta, como la mayoría de sus compis, pero sólo unos pocos desafían al frío en esta época. En el exterior, las instalaciones de la escuela Saarnilaakson dan una impresión espartana, excepto por el césped de los campos de deporte que la circundan. En la entrada no se ve a decenas de estudiantes apurando el primer pitillo de la mañana, como en los institutos españoles. Ni una colilla ni una hoja ni una pintada. «Aquí no se ensucia ni la nieve», me dice el fotógrafo.
En el interior, la limpieza resalta aún más. No hay garabatos en los pupitres ni en los aseos. Todo parece recién estrenado. Saarnilaakson es una escuela pública, como el 97 por ciento de los centros finlandeses, a diferencia de España, donde el 35 por ciento son privados. Por supuesto, es gratuita. Pero el equipamiento es el de un colegio caro en nuestro país. Las aulas disponen de un televisor con pantalla gigante de plasma, acuario de 200 litros con pececitos de colores, cocina con fregadero, medios audiovisuales, aire acondicionado, muchas plantas. Hay un ordenador por cada dos alumnos. Una docena de máquinas de coser en la clase de costura, aparatos de soldar, herramientas de carpintería, esquíes… Un gimnasio cubierto, un auditorio para las clases de teatro y un comedor con autoservicio. Todo en perfecto estado de revista. Los libros de texto son gratis (¡cómo duelen los 200 euros que tengo que desembolsar cada septiembre!), el material escolar es gratis, la comida es gratis. No parece demasiado apetitosa y los estudiantes reniegan, pero la comen. Al Ayuntamiento le cuesta 65 céntimos cada menú: un plato caliente, leche y fruta.
Tanta generosidad me pone los dientes largos. Y cuando Kari Kajalainen, profesor de matemáticas, me explica que si un niño quiere estudiar, puede llegar a ser médico o juez o ingeniero, lo que se proponga, si se esfuerza, aunque su familia sea pobre, pongo cara de incredulidad. «La educación de cada finlandés le cuesta 200.000 euros al Estado, desde que entra en la guardería hasta que sale de la universidad con su título. Es el dinero mejor empleado de nuestros impuestos. La presidenta del país, Tarja Halonen, se licenció en Derecho y proviene de una humilde familia de clase obrera. «Cuando regaño a mis alumnos, les digo que están malgastando el dinero de los contribuyentes». Y otra profesora, Päivi Ketola, me cuenta que los universitarios sólo han de pagar los libros y la comida (2.50 euros en la cafetería de la facultad). El Estado los ayuda a emanciparse con subvenciones para alquilar una vivienda y una paga. Todo el sistema está montado para que los finlandeses se acostumbren a ser autónomos desde bien pequeñitos y se vayan a vivir por su cuenta a los 18 años.
Pero volvamos con Saili, que ha sonado el timbre (las notas de una balada al piano de Erik Satie) y entra en clase. Cursa 9º grado, el equivalente de 4º de la ESO en España. En la escuela de Saarnilaakson hay 400 alumnos y 40 profesores, médico, asistente social, psicólogo y hasta dentista. Y la ratio es de menos de veinte estudiantes por aula (en Finlandia, por ley, no puede haber más de 24). En la clase de mi hijo hay 34. Los compañeros de Saili son formalitos, por lo menos a primera vista. Y es que en el ideario del colegio, además de en la civilización europea y el multiculturalismo (hay clases de historia del islam o del catolicismo, aunque la población es mayoritariamente luterana), se hace un hincapié obsesivo en los buenos modales. Me asombra el respeto reverencial que le tienen a los profesores. «Sí, nos sentimos respetados y valorados por la sociedad. Ser maestro es una profesión de prestigio a la que solo aspiran los mejores. Y no basta con ser muy bueno en tu materia. Debes destacar también a la hora de saber transmitir tus conocimientos. Pero el respeto de los alumnos te lo ganas día a día. En 20 segundos lo puedes perder», explica Mati Karkkainen, docente de ciencias, en la sala de profesores, muy acogedora: un piano, una bandeja con bombones, cafeteras humeantes. Los maestros tienen un buen sueldo en comparación con los españoles, aunque algunos se quejan. Rocío no, desde luego. Esta madrileña imparte clases de español. «Cobro 1.800 euros por 15 horas semanales. El sistema no incentiva que trabajes más. Prefieren repartir el trabajo para que no haya paro. ¿Cómo? Aumentando mucho los impuestos a los que ganan más. A mí sólo me retienen el 10 por ciento. Pero a un médico que gane 5.000 euros le retienen la mitad. Además, tienes derecho a paro toda la vida. Tendría que pensármelo mucho para volver a España».
Ojo, a los niños finlandeses no les gusta el cole. Saili, que saca sobresalientes sin despeinarse, lo considera «demasiado fácil». Sus compañeros, menos brillantes, reconocen que hay que trabajar demasiado. Y Päivi Junkkari, profesora de inglés, recuerda su adolescencia como una etapa ingrata, de mucho sacrificio. «Los alumnos no vienen al colegio a pasárselo bomba. Es un trabajo. Pero saben que todos tienen las mismas oportunidades. Da igual a la escuela que vayan, en el centro de Helsinki o en un pueblo del Ártico. Todas tienen el mismo nivel». Kari Kajainen asiente. «Nos centramos en que la mayoría de los alumnos sean muy competentes. Que el nivel medio sea alto. No es una educación elitista. Preferimos que todos saquen aprobados y notables; que haya alumnos de matrícula no es una prioridad. Y, sobre todo, cuando vemos que alguno tiene problemas, le asignamos enseguida un profesor de apoyo. Tiene clases extra. Estamos muy pendientes y no dejamos que se retrase.»
Los deberes son sagrados. Y está muy mal visto que alguien copie, incluso por los mismos alumnos. Que alguien saque una chuleta es impensable. «En nuestra cultura son muy importantes dos valores: la honradez y el trabajo», comenta Päivi Junkkari. No es casualidad que Finlandia también encabece las estadísticas de transparencia y menos corrupción pública. Kari Kajainen apunta otra peculiaridad nórdica. No hay repetidores. Le digo que en España el 43 por ciento de los alumnos de Secundaria ha repetido curso alguna vez. Y que mi hijo, que siempre se salva al final, tiene incontables oportunidades para aprobar cada asignatura y, aun así, suelen quedarle un par para septiembre. Kajainen pone cara de asombro. «Aquí sólo tienes una oportunidad para aprobar un examen por la misma razón que la vida sólo se vive una vez. Y hay que aprovecharla. Si no apruebas, te quedas una hora más en clase hasta que demuestres que te lo sabes y si no, estudias en verano, pero la promoción es automática».
¿Dónde aprietan más las tuercas? «Sin duda, en la enseñanza de la lengua materna. Somos los primeros del mundo en ciencias y los segundos en matemáticas, pero el mayor reto de enseñar matemáticas es conseguir que los alumnos comprendan lo que leen, el enunciado de los problemas. Por eso lo fundamental es que lean. Y también es muy importante la enseñanza de lenguas extranjeras. El finés es una lengua minoritaria. Los alumnos también estudian sueco e inglés obligatoriamente. Y alemán, francés o italiano como optativas. Pero tienen una gran ventaja. Las películas y series de televisión extranjeras no están dobladas. Todas se pasan con subtítulos. Los niños se acostumbran desde pequeños a escuchar otros idiomas y, además, adquieren destreza lectora. Hay que leer rápido los subtítulos para no perder el hilo del programa», apunta Tuija Yrjö-Koskinen, profesora de inglés. Envidio la fluidez con la que todos hablan el idioma de Shakespeare en la clase de Sailu. E incluso chapurrean algunas palabras de español porque Los Serrano es la serie de moda.
La jornada de Saili es intensiva, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Pero las clases son muy breves: 45 minutos mal contados. Hay un recreo obligatorio al aire libre (los adolescentes se apretujan en la entrada porque en el patio hace frío) y una pausa de media hora para comer. Todo el horario está salpicado de breves descansos que hacen llevadero el día. Terminan frescos. No se los abruma con una montaña de materias. Las carteras son livianas. Se estimula el razonamiento crítico antes que la memorización. Hay clases distendidas, como baile de salón, teatro, arte digital, peluquería, artes marciales, hockey sobre hielo, esquí de travesía, ¡cocina! (Saili y su hermano Mikael aprendieron a cocinar en el colegio y preparan la cena en casa cuando les toca). También primeros auxilios, carpintería, soldadura o música. Los alumnos tocan el violín, la guitarra eléctrica u otros instrumentos, según sus preferencias. Y, sobre todo, se estimula el pensamiento crítico. Se invita a discutir. El sistema español margina el debate y la expresión oral. El alumno toma apuntes pasivamente, bosteza.
Saili vuelve a casa, juega un rato al hockey y hace los deberes. «Tardo de una a dos horas. Luego cuido de mi hermano Joel o cocino si no hay nadie más en casa. A las siete hemos cenado. Me conecto un rato al Messenger si mi padre no está trabajando en el ordenador. O juego a videojuegos de rol y de estrategia. Luego, me acuesto y me quedo leyendo hasta las once. Mis libros preferidos son las novelas de Julio Verne y todos los de Harry Potter. El último lo voy a leer en inglés».
Finlandia presume del mayor índice de lectura de libros y prensa de Europa. Tres veces por semana la familia toma la sauna en casa. «Lo hacemos juntos. Es el lugar donde se comentan las preocupaciones y los proyectos, donde se planean las vacaciones. Siempre buscando el sol. Hemos ido a Madeira, París y Túnez», explica Leena, su madre. Saili todavía no tiene claro qué quiere ser de mayor. «Químico, veterinario o diseñador de videojuegos.» Le pregunto si es feliz. Y me responde sin pestañear que sí.
Carlos Manuel Sánchez
http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo.php?id=23997&id_edicion=2687&salto_pagina=0
Les presento a Saili Sipilä. Tiene 15 años. Vive con sus padres y sus dos hermanos en Espoo, una ciudad de 360.000 habitantes a las afueras de Helsinki. He volado 4.000 kilómetros para conocerlo. ¿Por qué? Por dos razones: porque soy periodista y porque tengo un hijo de la misma edad. Como periodista, quiero saber por qué Saili, un adolescente normalito de Finlandia terminará la Secundaria con excelentes notas, hablando inglés a la perfección y leyendo un libro por semana. Lo típico para un finlandés. Como padre, quiero saber si es inevitable que mi hijo, Manuel, un adolescente normalito, acabe sus estudios obligatorios aprobando por los pelos, chapurreando cuatro palabras en inglés y sin el menor interés por la lectura. Lo típico para un español. ¿Hubiera sido diferente si hubiera nacido en Finlandia? ¿Qué comparaciones entre la educación finlandesa y la española puedo hacer como periodista? ¿Qué lecciones puedo aprender como padre?
Repaso en el avión los resultados calentitos del último informe Pisa, un examen trianual que mide las capacidades de los alumnos de 15 años de 57 países en ciencias, matemáticas y lectura. Participaron 375.000 estudiantes. En España, casi 20.000 alumnos de Secundaria de 686 coles e institutos. Veamos las notas. Ciencias: Finlandia, 1ª, 563 puntos. España, 31ª, 488 puntos. Si el aprobado lo marca la media de los países de la OCDE (491 puntos), ya tenemos el primer suspenso. Matemáticas: Finlandia, 2ª, 548 puntos, a sólo uno de China Taipei. España, 31ª, 480, a cuatro de la media de los países desarrollados. Segundo insuficiente. Lectura: Finlandia, 2ª (547), por detrás de Corea del Sur. España, 35ª (461), protagoniza además el peor descenso en comprensión lectora de los países de la OCDE (485) desde el último informe. Nuestros hijos no entienden lo que leen. A la cuarta línea de cualquier texto se pierden. Muy deficiente.
Tres cates en las tres asignaturas básicas. ¿Qué hacemos? ¿Castigamos de cara a la pared a los alumnos, a los padres, a los profesores, a las autoridades, a todos? Alemania cosechó unas calabazas semejantes hace tres años y la conmoción fue tan mayúscula que los políticos se pusieron las pilas y este año sus estudiantes han aprobado con nota. Aquí, el Gobierno culpa a Franco (la precaria educación de los padres dificulta la de los hijos). Además, la fiesta va por barrios, léase por comunidades autónomas. Los riojanos pueden sacar pecho: están en el grupito de cabeza. Los andaluces deberían ir pensando en las recuperaciones: en mates les gana hasta Azerbaiyán.
Taxi hasta Espoo. Son las siete de la mañana y todavía no ha amanecido. Ni lo hará. No veré el sol durante mi estancia en Finlandia. Cielos cubiertos y noche cerrada a las tres de la tarde. En esta época del año es un país en penumbra y con sus 5,3 millones de habitantes obsesionados en encender cirios, velas y lamparitas. Limosnas de luz. Llego a casa de los Sipilä a tiempo para ser invitado al desayuno familiar. No es lo habitual, porque cada uno suele tomar un bocado por su cuenta, pero ayer (6 de diciembre) fue el Día de la Independencia y la ocasión lo merece. Me sorprende que Saili no tenga puente, pues el festivo cae en jueves. Mi hijo enlazó cuatro días de vacaciones gracias al viaducto de la Constitución. En Finlandia, si una escuela hace puente (los centros tienen autonomía para toman estas decisiones), antes obliga a sus alumnos a salir algo más tarde cada día hasta completar las clases que se hubieran perdido.
Me descalzo, dejo los zapatos en el recibidor y converso con los Sipilä en calcetines mientras damos cuenta del café, los panecillos, el zumo de bayas y el queso lapón con mermelada. Seppo, el padre, es teólogo y se gana la vida traduciendo la Biblia. Domina una docena de idiomas, entre ellos arameo, copto y árabe clásico. Leena, la madre, es enfermera y trabaja en un hospital. Mikael, el hermano mayor, tiene 18 años y quiere estudiar Arte Dramático en la universidad, pero reconoce que las posibilidades de pasar el corte a la primera son escasas. Joel, el menor, de 12 años, es discapacitado psíquico y acude a un colegio de educación especial. La vivienda familiar es un dúplex de clase media en el centro urbano de Espoo. Lo de ‘urbano’ hay que matizarlo. Un bosque de abetos limita con la casa. «Nos mudamos aquí hace año y medio. El aire es muy puro». Espoo es la segunda ciudad de Finlandia en habitantes y la de mayor porcentaje de población universitaria en un país donde el 34 por ciento de los adultos tiene estudios superiores. «No hay apenas delincuencia. Nuestros hijos pueden pasear de noche con tranquilidad», explica el padre. Y Saili apostilla en un inglés prístino: «Finlandia es segura. Ni sunamis, ni terremotos… Me gusta vivir aquí». Yo les explico que me crié en la calle. Y eso es algo que se ha perdido en España, por los menos en las grandes ciudades. Que los niños puedan jugar al aire libre sin vigilancia.
Las ocho menos cuarto. Hora de ponerse los zapatos y salir camino de las respectivas ocupaciones. Saili coge el bus urbano (no hay autobuses escolares). El billete lo subvenciona el municipio. Por ley, ningún alumno puede vivir a más de cinco kilómetros de la escuela. Podría ir caminando, un paseo de veinte minutos, pero llovizna aguanieve y no le apetece. Saili tiene moto y bicicleta, como la mayoría de sus compis, pero sólo unos pocos desafían al frío en esta época. En el exterior, las instalaciones de la escuela Saarnilaakson dan una impresión espartana, excepto por el césped de los campos de deporte que la circundan. En la entrada no se ve a decenas de estudiantes apurando el primer pitillo de la mañana, como en los institutos españoles. Ni una colilla ni una hoja ni una pintada. «Aquí no se ensucia ni la nieve», me dice el fotógrafo.
En el interior, la limpieza resalta aún más. No hay garabatos en los pupitres ni en los aseos. Todo parece recién estrenado. Saarnilaakson es una escuela pública, como el 97 por ciento de los centros finlandeses, a diferencia de España, donde el 35 por ciento son privados. Por supuesto, es gratuita. Pero el equipamiento es el de un colegio caro en nuestro país. Las aulas disponen de un televisor con pantalla gigante de plasma, acuario de 200 litros con pececitos de colores, cocina con fregadero, medios audiovisuales, aire acondicionado, muchas plantas. Hay un ordenador por cada dos alumnos. Una docena de máquinas de coser en la clase de costura, aparatos de soldar, herramientas de carpintería, esquíes… Un gimnasio cubierto, un auditorio para las clases de teatro y un comedor con autoservicio. Todo en perfecto estado de revista. Los libros de texto son gratis (¡cómo duelen los 200 euros que tengo que desembolsar cada septiembre!), el material escolar es gratis, la comida es gratis. No parece demasiado apetitosa y los estudiantes reniegan, pero la comen. Al Ayuntamiento le cuesta 65 céntimos cada menú: un plato caliente, leche y fruta.
Tanta generosidad me pone los dientes largos. Y cuando Kari Kajalainen, profesor de matemáticas, me explica que si un niño quiere estudiar, puede llegar a ser médico o juez o ingeniero, lo que se proponga, si se esfuerza, aunque su familia sea pobre, pongo cara de incredulidad. «La educación de cada finlandés le cuesta 200.000 euros al Estado, desde que entra en la guardería hasta que sale de la universidad con su título. Es el dinero mejor empleado de nuestros impuestos. La presidenta del país, Tarja Halonen, se licenció en Derecho y proviene de una humilde familia de clase obrera. «Cuando regaño a mis alumnos, les digo que están malgastando el dinero de los contribuyentes». Y otra profesora, Päivi Ketola, me cuenta que los universitarios sólo han de pagar los libros y la comida (2.50 euros en la cafetería de la facultad). El Estado los ayuda a emanciparse con subvenciones para alquilar una vivienda y una paga. Todo el sistema está montado para que los finlandeses se acostumbren a ser autónomos desde bien pequeñitos y se vayan a vivir por su cuenta a los 18 años.
Pero volvamos con Saili, que ha sonado el timbre (las notas de una balada al piano de Erik Satie) y entra en clase. Cursa 9º grado, el equivalente de 4º de la ESO en España. En la escuela de Saarnilaakson hay 400 alumnos y 40 profesores, médico, asistente social, psicólogo y hasta dentista. Y la ratio es de menos de veinte estudiantes por aula (en Finlandia, por ley, no puede haber más de 24). En la clase de mi hijo hay 34. Los compañeros de Saili son formalitos, por lo menos a primera vista. Y es que en el ideario del colegio, además de en la civilización europea y el multiculturalismo (hay clases de historia del islam o del catolicismo, aunque la población es mayoritariamente luterana), se hace un hincapié obsesivo en los buenos modales. Me asombra el respeto reverencial que le tienen a los profesores. «Sí, nos sentimos respetados y valorados por la sociedad. Ser maestro es una profesión de prestigio a la que solo aspiran los mejores. Y no basta con ser muy bueno en tu materia. Debes destacar también a la hora de saber transmitir tus conocimientos. Pero el respeto de los alumnos te lo ganas día a día. En 20 segundos lo puedes perder», explica Mati Karkkainen, docente de ciencias, en la sala de profesores, muy acogedora: un piano, una bandeja con bombones, cafeteras humeantes. Los maestros tienen un buen sueldo en comparación con los españoles, aunque algunos se quejan. Rocío no, desde luego. Esta madrileña imparte clases de español. «Cobro 1.800 euros por 15 horas semanales. El sistema no incentiva que trabajes más. Prefieren repartir el trabajo para que no haya paro. ¿Cómo? Aumentando mucho los impuestos a los que ganan más. A mí sólo me retienen el 10 por ciento. Pero a un médico que gane 5.000 euros le retienen la mitad. Además, tienes derecho a paro toda la vida. Tendría que pensármelo mucho para volver a España».
Ojo, a los niños finlandeses no les gusta el cole. Saili, que saca sobresalientes sin despeinarse, lo considera «demasiado fácil». Sus compañeros, menos brillantes, reconocen que hay que trabajar demasiado. Y Päivi Junkkari, profesora de inglés, recuerda su adolescencia como una etapa ingrata, de mucho sacrificio. «Los alumnos no vienen al colegio a pasárselo bomba. Es un trabajo. Pero saben que todos tienen las mismas oportunidades. Da igual a la escuela que vayan, en el centro de Helsinki o en un pueblo del Ártico. Todas tienen el mismo nivel». Kari Kajainen asiente. «Nos centramos en que la mayoría de los alumnos sean muy competentes. Que el nivel medio sea alto. No es una educación elitista. Preferimos que todos saquen aprobados y notables; que haya alumnos de matrícula no es una prioridad. Y, sobre todo, cuando vemos que alguno tiene problemas, le asignamos enseguida un profesor de apoyo. Tiene clases extra. Estamos muy pendientes y no dejamos que se retrase.»
Los deberes son sagrados. Y está muy mal visto que alguien copie, incluso por los mismos alumnos. Que alguien saque una chuleta es impensable. «En nuestra cultura son muy importantes dos valores: la honradez y el trabajo», comenta Päivi Junkkari. No es casualidad que Finlandia también encabece las estadísticas de transparencia y menos corrupción pública. Kari Kajainen apunta otra peculiaridad nórdica. No hay repetidores. Le digo que en España el 43 por ciento de los alumnos de Secundaria ha repetido curso alguna vez. Y que mi hijo, que siempre se salva al final, tiene incontables oportunidades para aprobar cada asignatura y, aun así, suelen quedarle un par para septiembre. Kajainen pone cara de asombro. «Aquí sólo tienes una oportunidad para aprobar un examen por la misma razón que la vida sólo se vive una vez. Y hay que aprovecharla. Si no apruebas, te quedas una hora más en clase hasta que demuestres que te lo sabes y si no, estudias en verano, pero la promoción es automática».
¿Dónde aprietan más las tuercas? «Sin duda, en la enseñanza de la lengua materna. Somos los primeros del mundo en ciencias y los segundos en matemáticas, pero el mayor reto de enseñar matemáticas es conseguir que los alumnos comprendan lo que leen, el enunciado de los problemas. Por eso lo fundamental es que lean. Y también es muy importante la enseñanza de lenguas extranjeras. El finés es una lengua minoritaria. Los alumnos también estudian sueco e inglés obligatoriamente. Y alemán, francés o italiano como optativas. Pero tienen una gran ventaja. Las películas y series de televisión extranjeras no están dobladas. Todas se pasan con subtítulos. Los niños se acostumbran desde pequeños a escuchar otros idiomas y, además, adquieren destreza lectora. Hay que leer rápido los subtítulos para no perder el hilo del programa», apunta Tuija Yrjö-Koskinen, profesora de inglés. Envidio la fluidez con la que todos hablan el idioma de Shakespeare en la clase de Sailu. E incluso chapurrean algunas palabras de español porque Los Serrano es la serie de moda.
La jornada de Saili es intensiva, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Pero las clases son muy breves: 45 minutos mal contados. Hay un recreo obligatorio al aire libre (los adolescentes se apretujan en la entrada porque en el patio hace frío) y una pausa de media hora para comer. Todo el horario está salpicado de breves descansos que hacen llevadero el día. Terminan frescos. No se los abruma con una montaña de materias. Las carteras son livianas. Se estimula el razonamiento crítico antes que la memorización. Hay clases distendidas, como baile de salón, teatro, arte digital, peluquería, artes marciales, hockey sobre hielo, esquí de travesía, ¡cocina! (Saili y su hermano Mikael aprendieron a cocinar en el colegio y preparan la cena en casa cuando les toca). También primeros auxilios, carpintería, soldadura o música. Los alumnos tocan el violín, la guitarra eléctrica u otros instrumentos, según sus preferencias. Y, sobre todo, se estimula el pensamiento crítico. Se invita a discutir. El sistema español margina el debate y la expresión oral. El alumno toma apuntes pasivamente, bosteza.
Saili vuelve a casa, juega un rato al hockey y hace los deberes. «Tardo de una a dos horas. Luego cuido de mi hermano Joel o cocino si no hay nadie más en casa. A las siete hemos cenado. Me conecto un rato al Messenger si mi padre no está trabajando en el ordenador. O juego a videojuegos de rol y de estrategia. Luego, me acuesto y me quedo leyendo hasta las once. Mis libros preferidos son las novelas de Julio Verne y todos los de Harry Potter. El último lo voy a leer en inglés».
Finlandia presume del mayor índice de lectura de libros y prensa de Europa. Tres veces por semana la familia toma la sauna en casa. «Lo hacemos juntos. Es el lugar donde se comentan las preocupaciones y los proyectos, donde se planean las vacaciones. Siempre buscando el sol. Hemos ido a Madeira, París y Túnez», explica Leena, su madre. Saili todavía no tiene claro qué quiere ser de mayor. «Químico, veterinario o diseñador de videojuegos.» Le pregunto si es feliz. Y me responde sin pestañear que sí.
Carlos Manuel Sánchez
http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo.php?id=23997&id_edicion=2687&salto_pagina=0
sábado, 28 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
Camposoto, Cádiz
Un padre denuncia al colegio de Camposoto y a la delegación provincial de Educación de Cádiz
En dos ocasiones su hijo de 6 años con autismo ha regresado del colegio a casa con diversas magulladuras en su cuerpo y ante la ausencia de las explicaciones solicitadas ha presentado denuncia en el juzgado por supuestos malos tratos.
José Félix del Río, el padre denunciante, se inquietó el día que el niño regresó del colegio con más de veinte cardenales en el cuerpo. Afirma que nadie del centro le ha querido dar ninguna explicación y que desconoce lo que sucedió aquel día 31 de marzo.
El mismo suceso se repitió el pasado 4 de mayo, «esta vez tenía seis cardenales pero de nuevo volví a recibir las mismas excusas de que no pasaba nada, que no tenían tiempo para explicarme y decidí acudir a los juzgados». Ante esta actitud, José Félix ha denunciado tanto a la directora del centro de Camposoto como a la tutora y a la propia Delegación de Educación de Cádiz por supuestos malos tratos, mientras espera saber lo que ocurrió con su hijo.
No es la primera vez que José Félix se ve obligado a acudir a los tribunales en defensa del legítimo derecho de su hijo a una educación inclusiva. Quería que repitiera curso ante la posibilidad voluntaria con la que cuentan los padres de niños con diversidad funcional (discapacidad), ya que el salto a primaria significaba que el niño tenía que marcharse a un aula especial de otro colegio. Se enteró del traslado en la calle y una vez que no le dejaron realizar la matrícula, ante las negativas que encontraba, se fue al juzgado.
La asociación SOLCOM, una entidad creada para la defensa de los derechos humanos de las personas discriminadas por su diversidad funcional, apoya y apoyará la lucha de este padre. SOLCOM denuncia la situación ilegal y la violación de derechos humanos que supone este tipo de prácticas educativas segregadoras que vulneran la Convención sobre los derechos humanos de las personas con discapacidad de la ONU, vigente en España.
Por otro lado SOLCOM recuerda que la Constitución define como objetivo prioritario de la Educación “el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. Este objetivo no se puede conseguir segregando a los niños desde la infancia.
Madrid, 22 de mayo de 2011
Segregar no es educar
En dos ocasiones su hijo de 6 años con autismo ha regresado del colegio a casa con diversas magulladuras en su cuerpo y ante la ausencia de las explicaciones solicitadas ha presentado denuncia en el juzgado por supuestos malos tratos.
José Félix del Río, el padre denunciante, se inquietó el día que el niño regresó del colegio con más de veinte cardenales en el cuerpo. Afirma que nadie del centro le ha querido dar ninguna explicación y que desconoce lo que sucedió aquel día 31 de marzo.
El mismo suceso se repitió el pasado 4 de mayo, «esta vez tenía seis cardenales pero de nuevo volví a recibir las mismas excusas de que no pasaba nada, que no tenían tiempo para explicarme y decidí acudir a los juzgados». Ante esta actitud, José Félix ha denunciado tanto a la directora del centro de Camposoto como a la tutora y a la propia Delegación de Educación de Cádiz por supuestos malos tratos, mientras espera saber lo que ocurrió con su hijo.
No es la primera vez que José Félix se ve obligado a acudir a los tribunales en defensa del legítimo derecho de su hijo a una educación inclusiva. Quería que repitiera curso ante la posibilidad voluntaria con la que cuentan los padres de niños con diversidad funcional (discapacidad), ya que el salto a primaria significaba que el niño tenía que marcharse a un aula especial de otro colegio. Se enteró del traslado en la calle y una vez que no le dejaron realizar la matrícula, ante las negativas que encontraba, se fue al juzgado.
La asociación SOLCOM, una entidad creada para la defensa de los derechos humanos de las personas discriminadas por su diversidad funcional, apoya y apoyará la lucha de este padre. SOLCOM denuncia la situación ilegal y la violación de derechos humanos que supone este tipo de prácticas educativas segregadoras que vulneran la Convención sobre los derechos humanos de las personas con discapacidad de la ONU, vigente en España.
Por otro lado SOLCOM recuerda que la Constitución define como objetivo prioritario de la Educación “el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. Este objetivo no se puede conseguir segregando a los niños desde la infancia.
Madrid, 22 de mayo de 2011
Segregar no es educar
miércoles, 18 de mayo de 2011
¡No te jode!
Mensaje a nuestra clase política, ya que estamos hartos de declaraciones contradictorias, de discriminación y de que nuestros derechos no se hagan efectivos.
Por eso, desde el Foro de Vida Independiente y Divertad firmamos el siguiente decálogo:
1. Aprobáis Convenciones de Derechos Humanos para seguir firmando leyes y prácticas que la incumplen. ¡No te jode!
2. Decís que no hay dinero para que las personas puedan levantarse de sus camas y vivir como los demás, pero no escatimáis recursos para salvar a las entidades financieras. ¡No te jode!
3. Criticáis a algunos dirigentes políticos por segregar a los alumnos por su capacidad, y todos lo estáis haciendo con los niños con diversidad funcional (discapacidad), incluso en contra de la voluntad de sus padres. ¡No te jode!
4. Decís que promocionaréis nuestra autonomía y promocionáis nuestra dependencia, encadenándonos a la familia y la residencia. ¡No te jode!
5. Tenéis asistentes personales para vuestras tareas y a nosotros nos los negáis. ¡No te jode!
6. Habláis de construir nuevas residencias para nosotros, pero vosotros no queréis ir a ninguna. ¡No te jode!
7. No nos dais el apoyo ni la accesibilidad necesarios para poder estudiar y trabajar, y para reducir nuestro paro sólo se os ocurre subir la cuota de empleo reservado, que siendo más baja ni siquiera se cubría. ¡No te jode!
8. Inauguráis obras públicas ilegalmente inaccesibles y nos prometéis como “favor especial” que lo arreglaréis después. ¡No te jode!
9. Habláis de co-ahorro en lugar de co-pago en sanidad, y a las personas con diversidad funcional nos hacéis re-pagar para poder llevar una vida digna. ¡No te jode!
10. No os votamos para que nos discriminéis. ¡No te jode!
Por todas estas razones... Estamos hasta el gorro de los políticos...
¡No te jode!
lunes, 16 de mayo de 2011
Saña por todos los frentes
http://www.derechoshumanosya.org/node/1053
Lo que parece una página de sucesos, en realidad esconde una tendencia global protagonizada involuntariamente por Personas con Diversidad Funcional. Y es que el titular de la noticia que refleja el portal de Terra mediado el mes de abril de este año, habla de que unos padres en Estados Unidos habrían mantenido encerrados en una jaula a sus propios hijos con autismo durante años.
Una vez llevados a juicio, estos padres se declararon inocentes, y además iban a traer expertos médicos para corroborar que habían actuado correctamente. Habrá quien diga que la cosa no deja de ser un suceso aislado. Además ya sabemos que estos americanos a veces son un poco brutillos. Sin embargo, encontramos otro sangrante hecho que, en esta ocasión, ha tenido lugar en el otro extremo del país.
Un colegio de personas con autismo y problemas emocionales viene utilizando un tratamiento basado en descargas eléctricas sobre la piel para que estos niños cumplieran los requisitos exigidos por el colegio. No estamos ante ninguna pesadilla, más bien se trata del reflejo de una terrible noticia de la que se hace eco el prestigioso periódico británico The Guardian. El titular reza así: “Prácticas de choque: tratamiento o tortura”, para pasar a describir lo estrafalario de los colores de ese colegio, lo estrambótico también de su director y que el colegio, que lleva en funcionamiento unos 40 años, llega a castigar la piel de sus alumnos con hasta 5.000 descargas eléctricas por persona y día, en los muchachos con trastornos más severos.
El problema radica en que a lo largo de estos cuarenta años, hay que cuestionarse el número de alumnos que habrán pasado por ese centro, que no serán menos de dos... Pero vuelve a ser un asunto ocurrido en Los Estados Unidos y además en un colegio absurdo y con una metodología única en el mundo.
Casi olvidaba mencionar que esta técnica no es médica sino el efecto de la experimentación del director de dicho colegio sobre sus alumnos, que son auténticas cobayas humanas, convirtiendo el centro en un auténtico laboratorio, para intentar mejorar su comportamiento. Además, hay que añadir a esto que esta tortura no perdura en el tiempo al no tratarse de un tratamiento médico. Es decir, que cuando cesa de proporcionarse la descarga eléctrica durante un período de tiempo, la persona que ha recibido tal maltrato, vuelve a comportarse como lo había hecho hasta entonces.
Condicionamiento positivo y sobre todo negativo, llaman en psicología, a lo que sucede en el Centro Juez Rosenberg. ¿Alguien entre ustedes interesado en apuntar allí a su hijo o hija? Creo que quedan plazas disponibles todavía.
Sin embargo, los hechos relatados anteriormente ocurrieron y siguen ocurriendo al otro lado del charco. Muchos se dirán que eso no podría ocurrir nunca en Europa, pero la tozuda realidad viene a desmentir estas palabras. Nada menos que en un país como Suecia, tan elegante, hubo una política consensuada de esterilizaciones que afectó a 230.000 personas entre los años 30 y 90, pero no fue hecha a escondidas, sino que fue aprobada por las autoridades y consentida por la mayoría de la población.
Aunque esto último no tiene nada que ver con el campo de la educación, que es el que se pretende tratar en este artículo, supone un ejemplo más de la saña generalizada contra las Personas con Diversidad Funcional. Para verla con nitidez, no hace falta traspasar la frontera que conforman Los Pirineos, ni hay que retroceder nada en el tiempo. Les pondré, a continuación, una muestra no noticiable ni espectacular que hace patente que dentro de nuestras fronteras el maltrato hacia la diversidad funcional también ocurre con demasiada frecuencia desde la infancia.
En España, porque somos más chulos que un ocho, tenemos la LOE, ley orgánica de educación. En ella no sólo se incumple la declaración universal de los derechos humanos de 1948 que en su artículo 26, en el apartado 3 otorga a los padres el derecho a escoger el tipo de educación que habrán de recibir sus hijos, sino que también choca frontalmente con la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad (diversidad funcional), especialmente en su artículo 24 referente a educación inclusiva. Ese tratado internacional y ese artículo en concreto habla de que los países firmantes están obligados a tomar las medidas necesarias para que la educación inclusiva de las personas con diversidad funcional sea una realidad, siendo necesario en su caso tomar las medidas adecuadas en cuanto a mejorar el entorno físico, material, comunicativo, técnico y personal, entre otros.
Por último, olvida esta ley que según nos garantiza la Constitución española en su artículo 14, “todos los españoles somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Pero estas palabras únicamente están escritas en el papel. La LOE supone el marco general para que cada autonomía actúe dentro de sus competencias. Así, hay incontables decretos, órdenes y proyectos segregadores en nuestras tierras. Todo esto, no nos llevemos a engaño, hemos contribuido a construirlo nosotros por acción u omisión.
Cuando se desciende al ámbito de lo personal, donde cada cual hace de su capa un sayo, la verosimilitud con la legalidad vigente se diluye a pasos de pequeñas tiranías individuales.
Lo que parece una página de sucesos, en realidad esconde una tendencia global protagonizada involuntariamente por Personas con Diversidad Funcional. Y es que el titular de la noticia que refleja el portal de Terra mediado el mes de abril de este año, habla de que unos padres en Estados Unidos habrían mantenido encerrados en una jaula a sus propios hijos con autismo durante años.
Una vez llevados a juicio, estos padres se declararon inocentes, y además iban a traer expertos médicos para corroborar que habían actuado correctamente. Habrá quien diga que la cosa no deja de ser un suceso aislado. Además ya sabemos que estos americanos a veces son un poco brutillos. Sin embargo, encontramos otro sangrante hecho que, en esta ocasión, ha tenido lugar en el otro extremo del país.
Un colegio de personas con autismo y problemas emocionales viene utilizando un tratamiento basado en descargas eléctricas sobre la piel para que estos niños cumplieran los requisitos exigidos por el colegio. No estamos ante ninguna pesadilla, más bien se trata del reflejo de una terrible noticia de la que se hace eco el prestigioso periódico británico The Guardian. El titular reza así: “Prácticas de choque: tratamiento o tortura”, para pasar a describir lo estrafalario de los colores de ese colegio, lo estrambótico también de su director y que el colegio, que lleva en funcionamiento unos 40 años, llega a castigar la piel de sus alumnos con hasta 5.000 descargas eléctricas por persona y día, en los muchachos con trastornos más severos.
El problema radica en que a lo largo de estos cuarenta años, hay que cuestionarse el número de alumnos que habrán pasado por ese centro, que no serán menos de dos... Pero vuelve a ser un asunto ocurrido en Los Estados Unidos y además en un colegio absurdo y con una metodología única en el mundo.
Casi olvidaba mencionar que esta técnica no es médica sino el efecto de la experimentación del director de dicho colegio sobre sus alumnos, que son auténticas cobayas humanas, convirtiendo el centro en un auténtico laboratorio, para intentar mejorar su comportamiento. Además, hay que añadir a esto que esta tortura no perdura en el tiempo al no tratarse de un tratamiento médico. Es decir, que cuando cesa de proporcionarse la descarga eléctrica durante un período de tiempo, la persona que ha recibido tal maltrato, vuelve a comportarse como lo había hecho hasta entonces.
Condicionamiento positivo y sobre todo negativo, llaman en psicología, a lo que sucede en el Centro Juez Rosenberg. ¿Alguien entre ustedes interesado en apuntar allí a su hijo o hija? Creo que quedan plazas disponibles todavía.
Sin embargo, los hechos relatados anteriormente ocurrieron y siguen ocurriendo al otro lado del charco. Muchos se dirán que eso no podría ocurrir nunca en Europa, pero la tozuda realidad viene a desmentir estas palabras. Nada menos que en un país como Suecia, tan elegante, hubo una política consensuada de esterilizaciones que afectó a 230.000 personas entre los años 30 y 90, pero no fue hecha a escondidas, sino que fue aprobada por las autoridades y consentida por la mayoría de la población.
Aunque esto último no tiene nada que ver con el campo de la educación, que es el que se pretende tratar en este artículo, supone un ejemplo más de la saña generalizada contra las Personas con Diversidad Funcional. Para verla con nitidez, no hace falta traspasar la frontera que conforman Los Pirineos, ni hay que retroceder nada en el tiempo. Les pondré, a continuación, una muestra no noticiable ni espectacular que hace patente que dentro de nuestras fronteras el maltrato hacia la diversidad funcional también ocurre con demasiada frecuencia desde la infancia.
En España, porque somos más chulos que un ocho, tenemos la LOE, ley orgánica de educación. En ella no sólo se incumple la declaración universal de los derechos humanos de 1948 que en su artículo 26, en el apartado 3 otorga a los padres el derecho a escoger el tipo de educación que habrán de recibir sus hijos, sino que también choca frontalmente con la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad (diversidad funcional), especialmente en su artículo 24 referente a educación inclusiva. Ese tratado internacional y ese artículo en concreto habla de que los países firmantes están obligados a tomar las medidas necesarias para que la educación inclusiva de las personas con diversidad funcional sea una realidad, siendo necesario en su caso tomar las medidas adecuadas en cuanto a mejorar el entorno físico, material, comunicativo, técnico y personal, entre otros.
Por último, olvida esta ley que según nos garantiza la Constitución española en su artículo 14, “todos los españoles somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Pero estas palabras únicamente están escritas en el papel. La LOE supone el marco general para que cada autonomía actúe dentro de sus competencias. Así, hay incontables decretos, órdenes y proyectos segregadores en nuestras tierras. Todo esto, no nos llevemos a engaño, hemos contribuido a construirlo nosotros por acción u omisión.
Cuando se desciende al ámbito de lo personal, donde cada cual hace de su capa un sayo, la verosimilitud con la legalidad vigente se diluye a pasos de pequeñas tiranías individuales.
domingo, 15 de mayo de 2011
miércoles, 11 de mayo de 2011
Teoría de incapaces
http://www.ecopolitica.org/index.php?option=com_content&view=article&id=127:teoria-de-incapaces&catid=24:derechos-humanos&Itemid=67
Escrito por Juan José Maraña
"La capacidad que tiene un ecosistema para
preservar su integridad no depende de la
uniformidad del medio ambiente, sino de la
diversidad"
Murray Bookchin[1]
La libertad, un cordel y el laberinto
Existe un cordel que anuda la vida de una persona con diversidad funcional con la de otra a lo largo del laberinto de la Historia. Es el cordel de la opresión. Un cordel trenzado con el hilo del castigo divino, el de la oscuridad del pecado, el del estigma, el de la medicalización de los cuerpos, el de la culpa y el de la organización social del trabajo, y su escrutinio uniformador de la vida.
Por añadidura, la ideología de la preeminencia machista, y la economía y sociedad que esta prima, ha construido un prolífico órgano reproductor que engendra, transmite y renueva así la segregación de las personas discriminadas por su diversidad funcional [2] generación tras generación. Gran parte de las actuales situaciones de discriminación de estas guardan una intensa relación tanto con los degradados sistemas políticos de índole socialista, como capitalista conocidos, erigidos ambos sobre las ideas de explotación y dominación para un modo de entender la vida y el mundo cimentado siempre sobre la producción exhaustiva, el mito del crecimiento económico exponencial, la capacidad competitiva y el lucro.
Los comportamientos y estructuras sociales derivados de estas concepciones han derivado no sólo en procesos de alienación colectiva, sino que, en el caso de las PDDF, históricamente se ha aceptado, e institucionalizado, una opresión que ha ubicado a ese 12% de la población mundial en la pobreza, la desvalorización social y personal, incluso comportando, también, “soluciones” criminales desvergonzadamente toleradas. Sin embargo, es en el preeminente y arrollador modelo del sistema capitalista donde la exclusión exhibe sin rubor contradicciones infranqueables, a la par que construye, incesantemente, una sociología populista de doble moral, a caballo entre la extensión formal de los derechos humanos y civiles y las más férreas y laberínticas actitudes de barrera construidas con la masilla de la ética de la inclusión.
A pesar de ello, quienes nunca fuimos ciudadanía sino ese simple adhesivo para sostén de su velada eugenesia y el miedo hemos comprendido algunas claves de las contradicciones históricas del sistema y su idolatría económica. Orillados en la exclusión del productivismo, hemos abandonado la culpa, el agradecimiento, la pastilla y la terapia como vías para obtener la aceptación y la promesa de participación social tras observar que ese sistema es el principal generador de “discapacidades”. Los cacareados avances tecnológicos, científicos y sociales no sólo han fracasado en sus propuestas emancipadoras sino que han blindado a la especie humana ante la aceptación de su diversidad como una circunstancia inherente a ella, a esa especie “social” consciente y exitosamente separada de la competencia biológica con todas las demás que la ha llevado a comerse, literalmente, el mundo.
El mundo está cambiando: lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire[3]
La relación de la cultura ecologista moderna y de respeto a la biodiversidad posee una clara similitud con el que desde hace cincuenta años viene denominándose Movimiento de Vida Independiente de las PDDF. Ambas son corrientes políticas y sociales que afloran una como racionalización y reacción ante comportamientos insostenibles de la presión de nuestra especie sobre la naturaleza, y otra como reacción ante la opresión atávica hacia la diversidad humana, sostenida y mantenida en todos los periodos históricos, atentatoria hacia los derechos humanos y civiles de este dispar colectivo humano. Por eso entendemos que situar a corrientes políticas aún no viciadas en los compromisos del poder en el campo de las políticas sociales referidas a las que vulgarmente viene denominándose como “de las personas con discapacidad” debe llevar, necesariamente, a una ruptura ideológica, conceptual, con la que tratar de corregir percepciones desacertadas y, con ellas, políticas que involucran a más de un 10% de la población de este país.
La onda verde que parece inevitable que anegará los páramos que dejan tras de sí las sociedades industriales avanzadas alterará, o llevará a punto crítico, nuestros sistemas, afectando también al conjunto de valores y de conceptos claves sobre los que se ha edificado la cultura occidental, de la que somos doblados clavos que sostienen viejas vigas y remozados armazones.
Vino joven en odres nuevos
La adopción del término “diversidad funcional”[4] por el Movimiento de Vida Independiente en España no obedece a una simple remoción del lenguaje, la admisión de una simple y afectada sinonimia de la palabra “discapacidad”, sino a una concepción que amplía y enriquece la idea preconcebida de la diversidad humana.
El término diversidad funcional trata de desmantelar el armazón cultural con el que viene asimilándose a hombres y mujeres con los estereotipos de la anormalidad, el déficit, la enfermedad, el dolor y una amplia panoplia de vínculos negativos, irracionales y excluyentes. La patología causal, la accidentalidad, el azar o la variabilidad genética, física o mental, conforman las variables de una minoría a la que se ha aplicado históricamente una subcategoría de derechos humanos y civiles; derechos inexistentes, cuando no devaluados, alimentados por distintas interpretaciones culturales, la prevalencia del sentido religioso o la mal entendida solidaridad, superpuestos todos, sobre el derecho y la igualdad que atesora solo para sí la mayoría estadística.
La diversidad funcional es inseparable de la historia de la humanidad, e investidos por esta racionalidad, cada vez más hombres y mujeres se deshacen de esos cordeles que les apresan en un confuso nudo que entremezcla lo social y lo médico, la visión tenebrista y lastimera de la vida con la irracionalidad espiritual y la segregación social, política, la institucionalización y la reclusión.
Estos hombres y mujeres adoptan para definirse a sí mismos, con orgullo, un concepto abierto, a su vez, sobre el de la diversidad humana, y siempre en clave positiva. Los hombres y mujeres con diversidad funcional no cobijan en su seno un problema. No son un problema. El problema está ahí fuera: en el lugar donde ellos y ellas sólo funcionan y participan de modo diferente al mayoritario; entienden y reconocen la variabilidad de formas y modos con los que es posible interactuar con las construcciones sociales contemporáneas del mundo que no han erigido: la cultura, la economía, el entorno... Se saben diferentes y minoritarios, pero sin menor dignidad. Y es así como hacen acopio también del acervo del Movimiento de Vida Independiente en el que construyen su identidad:
Entienden su vida con igual valor que la de cualquier otro ser humano.
Atesoran y exigen, por derecho natural, los mismos derechos humanos y civiles que se sobreentienden en cualquier otro hombre o mujer.
Reconocen y valoran su identidad grupal y cultural y su legitimación para “integrarse” o “participar” en la generalidad.
La responsabilidad social es, también, individual. El centro del universo de la persona con diversidad funcional es ella misma, la única capacitada para ejercer control sobre su propia vida, desautorizando cualesquier otro, tradicionalmente transferido a la familia, el profesional médico, social o institucional.
Defienden la autonomía personal, la vida independiente, y reivindican la autoayuda, propugnando la experiencia individual y el autoconocimiento como elementos de igual valor que el de los profesionales, por sus aportes liberadores.
Instan a la desinstitucionalización y promueven la vida en la comunidad.
Defienden la desvinculación de sus vidas de los ámbitos de la medicina y de los profesionales de las políticas sociales.
Convención: la llave ha de girar sobre otros ejes
No deja de ser una terrible paradoja que en pleno siglo XXI, sesenta años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, establecidos en todo occidente sistemas políticos que deberían haber garantizado, de modo efectivo y no sólo formal, la igualdad y protección de las personas con diversidad funcional, éstas han sido abocadas al cabildeo obligado con el que lograr que la ONU conviniese en la redacción de un tratado y un protocolo facultativo con carácter vinculante para los Estados que los suscriban en materia de derechos fundamentales: la llamada “Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” [5]. Para que su consecución no fuese una simple conquista burocrática de otro tratado “temático” más, ha debido argumentarse la sonrojante espiral de “inaplicabilidad de las normas”, un endémico orden de “desventaja” frente a la mayoría, la alarmante necesidad de forzar cambios legislativos con carácter “obligatorio”, o, lo más sorprendente, tener que recordar nuestra condición de seres con derechos universales de igual valía que el resto de la especie humana… Un logro legislativo sin precedentes al tiempo que un frío y seco aldabonazo que nos reubica en el valor y consideración universal que hemos obtenido de la comunidad sin diversidad funcional, más allá de las intenciones declarativas y del orden propicio para los beneficios que reporta la llamada “industria de la discapacidad”.
El entramado mercantilista, la incesante escalada privatizadora de los sistemas de protección y asistencia social tienden a robustecer todo tipo de entornos especiales y segregados: empleo especial, educación especial, políticas de discriminación positiva, entornos y adecuaciones especializadas... que constituyen la red de esa industria. Ámbitos vitales que, a fuerza de henchir su pecho de “normalización”, ubican en el mercado recursos y accesos que fueron tramados durante siglos con el escaso mimbre de la justicia y el derecho que restaba a la mayoría para la vida en comunidad.
Que la Convención suponga un inequívoco punto de inflexión, un hito capaz de agitar viva e irreversiblemente el valor social de las personas con diversidad funcional en la sociedad contemporánea no es, per se, una garantía para confiar la vida de tantos con su mera promulgación. El hábito, el viejo y deleznable acomodo de la clase política nacional, y sus ad latere, siempre dispuestos al irreflexivo asentimiento y a rubricar cualquier texto por no pecar, amenaza con banalizar un tratado internacional merced a evaluaciones exculpatorias de comités de expertos acríticos que eximirá a unos de la sana beligerancia, y a todos de la responsabilidad en su cumplimiento. En este sentido, simplemente, baste traer aquí las Conclusiones y Recomendaciones referidas por la organización SOLCOM en su Informe anual de 2010:
“Conclusiones:
1. Estamos empezando a defender la Convención denunciando su incumplimiento.
2. En España se excluye y discrimina desde temprana edad.
3. Gobiernos y administraciones de todo el Estado siguen, y desean seguir, vulnerando los derechos humanos de las personas con diversidad funcional.
4. Los organismos de la administración y la sociedad civil apenas se mueven en defensa de las personas con diversidad funcional.
Recomendaciones:
5. Es preciso educar en diversidad e inclusión en la comunidad si queremos vivir en comunidad.
6. Es imprescindible difundir la Convención, y la cultura y herramientas de denuncia de violaciones.
7. Los organismos dependientes de la administración deben reformarse para adecuarse a lo establecido en la Convención.
8. La sociedad civil debe asumir su papel y presionar y denunciar a las administraciones para que respeten los derechos humanos.” [6]
Ejes para otra geometría del mundo
Aunque la opresión y la exclusión de las PDDF son procesos dinámicos y mutables, para muchos, el mundo digno y vivible pivota gracias a la varilla de la libertad de elección, pero sólo si esta se logra hundir profundamente en la Tierra, de polo a polo, antes de animar al globo a girar para que encare sus luces y sus sombras.
Para las PDDF este eje solo puede horadar merced a las mazas siempre descartadas en el gran cajón de las herramientas políticas. A tal punto han sido insensatamente desechados estos instrumentos que, de aplicarse, se trocarían en políticas rectoras relativas a las PDDF redibujando el mapa de una nueva política social desde la que deshacerse de viejos y herrumbrosos planes, programas, procedimientos, presupuestos… que han atrapado en la segregación la vida no vivida de muchos. Corsés y hormas burocráticas y clientelistas de buena parte –que no todas- de demasiadas organizaciones no gubernamentales que, cuando no narcotizan la natural insubordinación, aprisionan y ahogan la vida de demasiados hombres y mujeres.
Esas políticas rectoras, subvertidas innumerables veces, deberían ser las corrientes sobre las que girar decididamente el timón y poner proa en la actual vía trazada por la Convención, evitando así la perversión de las leyes o la deriva de las políticas que contemporizan y dilatan el fin de la exclusión de las personas con diversidad funcional:
- EDUCACIÓN INCLUSIVA. Es quizás el más cristalino y fino tamiz capaz por sí mismo de evaluar la consistencia y madurez democrática y de la igualdad de oportunidades de una sociedad occidental al primar los valores humanistas del conocimiento de la diversidad y la convivencia sobre los de la voraz competencia capitalista.
Admitida como regla formal, la realidad nos sitúa pesarosamente, cada vez más, ante prácticas segregacionistas, intolerantes y represivas todas conocidas, admitidas cuando no subrepticiamente estimuladas por el Estado y buena parte del sistema funcionarial docente. Esa estigmatización progresiva de los niños y niñas con diversidad funcional –verificable, contrastable- se aplica desde la impunidad administrativa en aras de una falaz especialización educativa o la injustificable argumentación de la falta de recursos, incluso cuando se prima la creación de costosos centros de referencia segregados. La atrofia de la educación inclusiva es constatable en la coacción del Estado a la libertad parental de elección; la tolerancia y desidia en las carencias formativas y presupuestarias de los docentes, de sensibilidad y de respeto hacia a los derechos humanos de esos niños y niñas, y a la cultura de la diversidad en la que deberían ser valorados como actores inexcusables.
- DISEÑO UNIVERSAL,[7] como determinación inaplazable con la que hacer efectiva la participación, la igualdad de accesos generalizados y la visibilidad de una más que significativa porción de la población, concretados en base a los principios generales de:
Flexibilidad
Simplicidad e intuición
Información fácil de percibir
Tolerancia a errores
Escaso esfuerzo físico
Dimensiones apropiadas
- DESINSTITUCIONALIZACIÓN, que, soslayando las excepciones naturales y contingentes, sea uno de los principios directores para iniciar la erradicación de la segregación, la exclusión, el deterioro de la sal ud psicosocial, la alternativa administrativa a la inaccesibilidad del entorno, las condiciones de vida deterioradas o la falta de recursos económicos. Su alternativa bien puede derivar por una individualización de los sistemas de Asistencia Personal [8] en combinación con la disponibilidad de ayudas técnicas para la vida diaria. Alternativas que abominen del internamiento de seres humanos, de su desubicación del entorno de su elección o la sobrecarga familiar. Ningún ser humano parece capacitado para convivir involuntaria y permanentemente con otros tantos, sin control sobre su vida y en un lugar y entorno no elegido libremente.
- VIDA INDEPENDIENTE como modelo ideológico de diseño político y ésta entendida como la ideología que contempla una transformación radical opuesta a la que subyace y actúa en el modelo médico–rehabilitador. Se configura a sí misma como una alternativa transformadora de aspectos esenciales de la vida y de la proyección social de hombres y mujeres con diversidad funcional en la sociedad occidental. Uno de sus valores más acendrados es el de “empowerment”, el “fortalecimiento”: la necesaria capacidad de adquirir poder entendida tanto como la restitución de la autosuficiencia moral, la dignidad individual denigrada y lastimada por el entorno, al tiempo que entendida como la herramienta identitaria, de proyección social para la transformación colectiva del grupo. De este valor derivan los de autorepresentación y autodeterminación.
En esta hora, mangas verdes
Los/las activistas del Movimiento de Vida Independiente en España son conscientes de que el ejercicio de la política no ha de darse sólo en el Congreso de los Diputados ni en los despachos paraestatales por los que se tiende a canalizar su descontento e irritación, sino que es posible y deseable hacerla sin la intermediación de los profesionales juramentados y predispuestos por intereses y fuerzas alejadas de las suyas. Estos últimos han demostrado en infinitas oportunidades que pueden influir decisivamente en la organización de su sociedad, de sus vidas en definitiva, aun a pesar de las críticas y reticencias que deslizan quienes se han determinado por hacer una “carrera” profesional con lo que es materia vital de otros.
Acotado, cuando no férreamente restringido el marco en el que es posible actuar cuando no se puede ni desea delegar representación ni capacidad de decisión, muchos hombres y mujeres con diversidad funcional están condenados a dedicar cada minuto de su existencia a reivindicar desde el aire que entra en sus pulmones hasta reclamar el derecho a ocupar los centímetros necesarios para la presencia y sombra de su figura en la calle. Sienten el poder político como una obstrucción cuando no como un enemigo que se ha limitado a la conquista de despachos por los que se les obliga a deambular cada vez que el gesto más tediosamente cotidiano en sus vidas conlleva detrás un ruido de cacharrería infernal de incumplimientos, fraudes y demoras negando sus derechos más elementales. En algún momento el Estado sobrepasó la línea roja que hizo que se prefigurara ante los ojos de muchas PDDF y sus familias como algo de lo que podían esperar muy poco, o nada, a excepción de su indiferencia y la opresión de sus estructuras arcaicas. ¿Nada que esperar del Estado…? ¿La gente debe seguir preguntándose qué es esto? ¿La misma política de siempre? ¿La misma burocracia de siempre? ¿Debemos seguir cobijándonos en nuevas organizaciones de autodefensa ante el fraude de las más obsoletas? ¿No abandonaremos nunca los juzgados? ¿Por qué debemos representar una vez más nuestra vida como una comedia ante un ocioso sistema esclerotizado que no resuelve asuntos que atentan a nuestros derechos humanos más elementales…? La vida discurre en plazos finitos.
Hoy en día, las contradicciones del discurso del sistema, sopesadas en términos económicos, de redistribución de la riqueza, equiparación de derechos y libertades elementales han llevado a que nuestra relación con la mayoría estadística se halle en una encrucijada crítica. La identificación de los problemas esenciales ya está dada, es descarnadamente visible y no es aceptable retardarla y evitar una mayor desagregación social. El modo en que nuestra sociedad produce bienes, el acceso y control sobre ellos, la concentración de poder, la cultura de la dominación y exaltación de la potencia y la dominación sexual que facilita ese orden de desequilibrios… está en tela de un juicio necesario e inevitable, también, desde la ecología social. Constituye el magma denso y oscuro desde el que otros han forjado nuestra representación social, el de las PDDF, la representación de los descartes humanos, de los incapaces, los agujeros negros absorbentes de la calamidad y la solidaridad social, esa representación nefanda inscrita en la mirada torva del juez, en la del legislador…
El mundo está cambiando, se percibe en el agua, en la tierra, el aire… y no en menor medida deberán cambiar también las estructuras políticas y las cajas de resonancia de acartonadas organizaciones pertrechadas en cotos de clientelismo y loterías solidarias. Del sistema partidario no esperamos ni la condescendencia ni la revolución. Eso es potestad de los individuos, incluso de los que solo pueden ejercer el activismo on-line a causa de su exclusión social. El modelo de la diversidad, el Movimiento de Vida Independiente, no busca suplantar el statu quo mudando actores entre un acto y el intermedio de este teatro improvisado, pero entiende que ha de participar en la arquitectura de un nuevo humanismo que habla de la vida real, tangible, ante la que inaceptablemente muchos han permanecido incólumes. Es y será pieza de un radicalismo reformista por la igualdad de trato y oportunidades.
¿El movimiento verde ha de incorporar el discurso del modelo de la diversidad…? No puede obviarlo si es coherente y valora la realidad de la naturaleza tal cual, y con ella la naturaleza transformada y el funcionamiento económico, social y político de las comunidades humanas a las que está inseparablemente unida. El mundo que describe la ecología política no evita un escenario utópico pero su vocación de intervención inmediata dibuja un mundo más ajustado a las medidas del nuevo abordaje de las propuestas de cambios sociales venideros, imbricados en un mundo en el que la biodiversidad humana está contemplada y asumida sin más distinciones que las que diga precisar.
En un pasado remoto e inconcreto las PDDF quedamos en un apeadero de la Historia en el que a veces hemos sido arrollados por el tren de la mayoría eficiente, capaz, competitiva, sana, productiva, sensual… y allí hemos sido amamantados, cuando no nos desalojaban, con la leche de la perplejidad y la exclusión, haciendo tiempo y dilatando nuestras pupilas para el descreimiento de sus guiños de complicidad desde la línea del horizonte.
Si no de una humeante y ruidosa locomotora, si de un tozudo carro de bueyes, observamos con cierta complacencia el retorno de las vías trazadas por una política que en su ética conlleva valores tales como que:
La responsabilidad social implica autonomía moral y el total control sobre las decisiones públicas y privadas, y estas imbricadas en la escala personal, laboral, local, regional…
El sistema de producción y la economía deben ceñirse a las necesidades colectivas redimensionadas sobre el orden natural que compartimos. La crisis del capitalismo ha alcanzado su cénit dañando irreversiblemente el mundo natural y social de la especie, favoreciendo un sistema totalitario y un estado mental colectivo habituado al golpe y la dentellada.
La dimensión de lo local puede abordar soluciones eficientes.
La política de lo global no puede supeditar derechos humanos a ajustes razonables: durante demasiado tiempo la “única política posible” nos ha mantenido en la caverna de la historia.
Nosotros, los incapaces, también tenemos una teoría del orden del mundo, a descubrir y participar, compartido, no cedido. Un mundo por reconstruir del que no esperamos nada para nosotros y nosotras sin nosotros ni nosotras.
Notas:
[1] BOOKCHIN, M., “La Ecología de la Libertad”, 1982, Nossa y Jara Editores, S.L., Madrid, 1999.
[2] En adelante utilizaremos el acrónimo PDDF, propuesto por J. Romañach en la lista de correo del Foro de Vida Independiente y Divertad (http://es.groups.yahoo.com/group/forodevidaindependiente/).
[3] Entonces Bárbol se despidió de todos, uno por uno, y se inclinó lentamente tres veces y con profundas reverencias ante Celeborn y Galadriel.
-Hacía mucho, mucho tiempo que no nos encontrábamos entre los árboles o las piedras. A vanimar, vanimálion nostari! -dijo-. Es triste que sólo ahora, al final, hayamos vuelto a vernos. Porque el mundo está cambiando: lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire. No creo que nos encontremos de nuevo. Y Celeborn dijo: -No lo sé, Venerable. Pero Galadriel dijo: -No en la Tierra Media, ni antes que las tierras que están bajo las aguas emerjan otra vez". TOLKIEN, J.R.R., "El Señor de los Anillos. III. El Retorno del Rey”, Cap. 6, “Numerosas separaciones”. Ediciones Minotauro, Barcelona, 1980. Págs. 344 y 345.
[4] Ver: PALACIOS A. y ROMAÑACH, J, “El modelo de la diversidad”, Diversitas Ediciones (AIES), Santiago de Compostela, 2006. Cap. 4. “En busca de un nuevo modelo”.
[5] Promulgada en la Asamblea de la ONU, en New York, el 13 de diciembre de 2006 y ratificada por el Estado Español tras su publicación en el BOE núm. 96, de 21 de abril de 2008 y desde entonces en vigor, con categoría vinculante, en el ordenamiento jurídico español. Disponible en internet en: http://www.un.org/spanish/disabilities/default.asp?navid=12&pid=497
[6] Informe SOLCOM 2010 -Derechos Humanos en España. Violaciones en España de la Convención sobre los derechos humanos de las personas con discapacidad (diversidad funcional) de la ONU. Diciembre 2010. Disponible en internet en: http://www.asociacionsolcom.org/Informe_SOLCOM_2010
[7] Concepto ampliable en: http://es.wikipedia.org/wiki/Diseño_universal
[8] El/la Asistente Personal (AP) es una figura laboral para el apoyo a las personas con diversidad funcional con la que atender sus necesidades para la vida diaria más allá de las estrictamente asistenciales. Es por tanto la persona que realiza o ayuda a realizar las tareas que estas personas no pueden realizar por sí misma, siendo estas quienes determinan la naturaleza de esas tareas, cómo se realizan, su programación y su ejecución. Esta relación está regulada por un contrato laboral.
Escrito por Juan José Maraña
"La capacidad que tiene un ecosistema para
preservar su integridad no depende de la
uniformidad del medio ambiente, sino de la
diversidad"
Murray Bookchin[1]
La libertad, un cordel y el laberinto
Existe un cordel que anuda la vida de una persona con diversidad funcional con la de otra a lo largo del laberinto de la Historia. Es el cordel de la opresión. Un cordel trenzado con el hilo del castigo divino, el de la oscuridad del pecado, el del estigma, el de la medicalización de los cuerpos, el de la culpa y el de la organización social del trabajo, y su escrutinio uniformador de la vida.
Por añadidura, la ideología de la preeminencia machista, y la economía y sociedad que esta prima, ha construido un prolífico órgano reproductor que engendra, transmite y renueva así la segregación de las personas discriminadas por su diversidad funcional [2] generación tras generación. Gran parte de las actuales situaciones de discriminación de estas guardan una intensa relación tanto con los degradados sistemas políticos de índole socialista, como capitalista conocidos, erigidos ambos sobre las ideas de explotación y dominación para un modo de entender la vida y el mundo cimentado siempre sobre la producción exhaustiva, el mito del crecimiento económico exponencial, la capacidad competitiva y el lucro.
Los comportamientos y estructuras sociales derivados de estas concepciones han derivado no sólo en procesos de alienación colectiva, sino que, en el caso de las PDDF, históricamente se ha aceptado, e institucionalizado, una opresión que ha ubicado a ese 12% de la población mundial en la pobreza, la desvalorización social y personal, incluso comportando, también, “soluciones” criminales desvergonzadamente toleradas. Sin embargo, es en el preeminente y arrollador modelo del sistema capitalista donde la exclusión exhibe sin rubor contradicciones infranqueables, a la par que construye, incesantemente, una sociología populista de doble moral, a caballo entre la extensión formal de los derechos humanos y civiles y las más férreas y laberínticas actitudes de barrera construidas con la masilla de la ética de la inclusión.
A pesar de ello, quienes nunca fuimos ciudadanía sino ese simple adhesivo para sostén de su velada eugenesia y el miedo hemos comprendido algunas claves de las contradicciones históricas del sistema y su idolatría económica. Orillados en la exclusión del productivismo, hemos abandonado la culpa, el agradecimiento, la pastilla y la terapia como vías para obtener la aceptación y la promesa de participación social tras observar que ese sistema es el principal generador de “discapacidades”. Los cacareados avances tecnológicos, científicos y sociales no sólo han fracasado en sus propuestas emancipadoras sino que han blindado a la especie humana ante la aceptación de su diversidad como una circunstancia inherente a ella, a esa especie “social” consciente y exitosamente separada de la competencia biológica con todas las demás que la ha llevado a comerse, literalmente, el mundo.
El mundo está cambiando: lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire[3]
La relación de la cultura ecologista moderna y de respeto a la biodiversidad posee una clara similitud con el que desde hace cincuenta años viene denominándose Movimiento de Vida Independiente de las PDDF. Ambas son corrientes políticas y sociales que afloran una como racionalización y reacción ante comportamientos insostenibles de la presión de nuestra especie sobre la naturaleza, y otra como reacción ante la opresión atávica hacia la diversidad humana, sostenida y mantenida en todos los periodos históricos, atentatoria hacia los derechos humanos y civiles de este dispar colectivo humano. Por eso entendemos que situar a corrientes políticas aún no viciadas en los compromisos del poder en el campo de las políticas sociales referidas a las que vulgarmente viene denominándose como “de las personas con discapacidad” debe llevar, necesariamente, a una ruptura ideológica, conceptual, con la que tratar de corregir percepciones desacertadas y, con ellas, políticas que involucran a más de un 10% de la población de este país.
La onda verde que parece inevitable que anegará los páramos que dejan tras de sí las sociedades industriales avanzadas alterará, o llevará a punto crítico, nuestros sistemas, afectando también al conjunto de valores y de conceptos claves sobre los que se ha edificado la cultura occidental, de la que somos doblados clavos que sostienen viejas vigas y remozados armazones.
Vino joven en odres nuevos
La adopción del término “diversidad funcional”[4] por el Movimiento de Vida Independiente en España no obedece a una simple remoción del lenguaje, la admisión de una simple y afectada sinonimia de la palabra “discapacidad”, sino a una concepción que amplía y enriquece la idea preconcebida de la diversidad humana.
El término diversidad funcional trata de desmantelar el armazón cultural con el que viene asimilándose a hombres y mujeres con los estereotipos de la anormalidad, el déficit, la enfermedad, el dolor y una amplia panoplia de vínculos negativos, irracionales y excluyentes. La patología causal, la accidentalidad, el azar o la variabilidad genética, física o mental, conforman las variables de una minoría a la que se ha aplicado históricamente una subcategoría de derechos humanos y civiles; derechos inexistentes, cuando no devaluados, alimentados por distintas interpretaciones culturales, la prevalencia del sentido religioso o la mal entendida solidaridad, superpuestos todos, sobre el derecho y la igualdad que atesora solo para sí la mayoría estadística.
La diversidad funcional es inseparable de la historia de la humanidad, e investidos por esta racionalidad, cada vez más hombres y mujeres se deshacen de esos cordeles que les apresan en un confuso nudo que entremezcla lo social y lo médico, la visión tenebrista y lastimera de la vida con la irracionalidad espiritual y la segregación social, política, la institucionalización y la reclusión.
Estos hombres y mujeres adoptan para definirse a sí mismos, con orgullo, un concepto abierto, a su vez, sobre el de la diversidad humana, y siempre en clave positiva. Los hombres y mujeres con diversidad funcional no cobijan en su seno un problema. No son un problema. El problema está ahí fuera: en el lugar donde ellos y ellas sólo funcionan y participan de modo diferente al mayoritario; entienden y reconocen la variabilidad de formas y modos con los que es posible interactuar con las construcciones sociales contemporáneas del mundo que no han erigido: la cultura, la economía, el entorno... Se saben diferentes y minoritarios, pero sin menor dignidad. Y es así como hacen acopio también del acervo del Movimiento de Vida Independiente en el que construyen su identidad:
Entienden su vida con igual valor que la de cualquier otro ser humano.
Atesoran y exigen, por derecho natural, los mismos derechos humanos y civiles que se sobreentienden en cualquier otro hombre o mujer.
Reconocen y valoran su identidad grupal y cultural y su legitimación para “integrarse” o “participar” en la generalidad.
La responsabilidad social es, también, individual. El centro del universo de la persona con diversidad funcional es ella misma, la única capacitada para ejercer control sobre su propia vida, desautorizando cualesquier otro, tradicionalmente transferido a la familia, el profesional médico, social o institucional.
Defienden la autonomía personal, la vida independiente, y reivindican la autoayuda, propugnando la experiencia individual y el autoconocimiento como elementos de igual valor que el de los profesionales, por sus aportes liberadores.
Instan a la desinstitucionalización y promueven la vida en la comunidad.
Defienden la desvinculación de sus vidas de los ámbitos de la medicina y de los profesionales de las políticas sociales.
Convención: la llave ha de girar sobre otros ejes
No deja de ser una terrible paradoja que en pleno siglo XXI, sesenta años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, establecidos en todo occidente sistemas políticos que deberían haber garantizado, de modo efectivo y no sólo formal, la igualdad y protección de las personas con diversidad funcional, éstas han sido abocadas al cabildeo obligado con el que lograr que la ONU conviniese en la redacción de un tratado y un protocolo facultativo con carácter vinculante para los Estados que los suscriban en materia de derechos fundamentales: la llamada “Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” [5]. Para que su consecución no fuese una simple conquista burocrática de otro tratado “temático” más, ha debido argumentarse la sonrojante espiral de “inaplicabilidad de las normas”, un endémico orden de “desventaja” frente a la mayoría, la alarmante necesidad de forzar cambios legislativos con carácter “obligatorio”, o, lo más sorprendente, tener que recordar nuestra condición de seres con derechos universales de igual valía que el resto de la especie humana… Un logro legislativo sin precedentes al tiempo que un frío y seco aldabonazo que nos reubica en el valor y consideración universal que hemos obtenido de la comunidad sin diversidad funcional, más allá de las intenciones declarativas y del orden propicio para los beneficios que reporta la llamada “industria de la discapacidad”.
El entramado mercantilista, la incesante escalada privatizadora de los sistemas de protección y asistencia social tienden a robustecer todo tipo de entornos especiales y segregados: empleo especial, educación especial, políticas de discriminación positiva, entornos y adecuaciones especializadas... que constituyen la red de esa industria. Ámbitos vitales que, a fuerza de henchir su pecho de “normalización”, ubican en el mercado recursos y accesos que fueron tramados durante siglos con el escaso mimbre de la justicia y el derecho que restaba a la mayoría para la vida en comunidad.
Que la Convención suponga un inequívoco punto de inflexión, un hito capaz de agitar viva e irreversiblemente el valor social de las personas con diversidad funcional en la sociedad contemporánea no es, per se, una garantía para confiar la vida de tantos con su mera promulgación. El hábito, el viejo y deleznable acomodo de la clase política nacional, y sus ad latere, siempre dispuestos al irreflexivo asentimiento y a rubricar cualquier texto por no pecar, amenaza con banalizar un tratado internacional merced a evaluaciones exculpatorias de comités de expertos acríticos que eximirá a unos de la sana beligerancia, y a todos de la responsabilidad en su cumplimiento. En este sentido, simplemente, baste traer aquí las Conclusiones y Recomendaciones referidas por la organización SOLCOM en su Informe anual de 2010:
“Conclusiones:
1. Estamos empezando a defender la Convención denunciando su incumplimiento.
2. En España se excluye y discrimina desde temprana edad.
3. Gobiernos y administraciones de todo el Estado siguen, y desean seguir, vulnerando los derechos humanos de las personas con diversidad funcional.
4. Los organismos de la administración y la sociedad civil apenas se mueven en defensa de las personas con diversidad funcional.
Recomendaciones:
5. Es preciso educar en diversidad e inclusión en la comunidad si queremos vivir en comunidad.
6. Es imprescindible difundir la Convención, y la cultura y herramientas de denuncia de violaciones.
7. Los organismos dependientes de la administración deben reformarse para adecuarse a lo establecido en la Convención.
8. La sociedad civil debe asumir su papel y presionar y denunciar a las administraciones para que respeten los derechos humanos.” [6]
Ejes para otra geometría del mundo
Aunque la opresión y la exclusión de las PDDF son procesos dinámicos y mutables, para muchos, el mundo digno y vivible pivota gracias a la varilla de la libertad de elección, pero sólo si esta se logra hundir profundamente en la Tierra, de polo a polo, antes de animar al globo a girar para que encare sus luces y sus sombras.
Para las PDDF este eje solo puede horadar merced a las mazas siempre descartadas en el gran cajón de las herramientas políticas. A tal punto han sido insensatamente desechados estos instrumentos que, de aplicarse, se trocarían en políticas rectoras relativas a las PDDF redibujando el mapa de una nueva política social desde la que deshacerse de viejos y herrumbrosos planes, programas, procedimientos, presupuestos… que han atrapado en la segregación la vida no vivida de muchos. Corsés y hormas burocráticas y clientelistas de buena parte –que no todas- de demasiadas organizaciones no gubernamentales que, cuando no narcotizan la natural insubordinación, aprisionan y ahogan la vida de demasiados hombres y mujeres.
Esas políticas rectoras, subvertidas innumerables veces, deberían ser las corrientes sobre las que girar decididamente el timón y poner proa en la actual vía trazada por la Convención, evitando así la perversión de las leyes o la deriva de las políticas que contemporizan y dilatan el fin de la exclusión de las personas con diversidad funcional:
- EDUCACIÓN INCLUSIVA. Es quizás el más cristalino y fino tamiz capaz por sí mismo de evaluar la consistencia y madurez democrática y de la igualdad de oportunidades de una sociedad occidental al primar los valores humanistas del conocimiento de la diversidad y la convivencia sobre los de la voraz competencia capitalista.
Admitida como regla formal, la realidad nos sitúa pesarosamente, cada vez más, ante prácticas segregacionistas, intolerantes y represivas todas conocidas, admitidas cuando no subrepticiamente estimuladas por el Estado y buena parte del sistema funcionarial docente. Esa estigmatización progresiva de los niños y niñas con diversidad funcional –verificable, contrastable- se aplica desde la impunidad administrativa en aras de una falaz especialización educativa o la injustificable argumentación de la falta de recursos, incluso cuando se prima la creación de costosos centros de referencia segregados. La atrofia de la educación inclusiva es constatable en la coacción del Estado a la libertad parental de elección; la tolerancia y desidia en las carencias formativas y presupuestarias de los docentes, de sensibilidad y de respeto hacia a los derechos humanos de esos niños y niñas, y a la cultura de la diversidad en la que deberían ser valorados como actores inexcusables.
- DISEÑO UNIVERSAL,[7] como determinación inaplazable con la que hacer efectiva la participación, la igualdad de accesos generalizados y la visibilidad de una más que significativa porción de la población, concretados en base a los principios generales de:
Flexibilidad
Simplicidad e intuición
Información fácil de percibir
Tolerancia a errores
Escaso esfuerzo físico
Dimensiones apropiadas
- DESINSTITUCIONALIZACIÓN, que, soslayando las excepciones naturales y contingentes, sea uno de los principios directores para iniciar la erradicación de la segregación, la exclusión, el deterioro de la sal ud psicosocial, la alternativa administrativa a la inaccesibilidad del entorno, las condiciones de vida deterioradas o la falta de recursos económicos. Su alternativa bien puede derivar por una individualización de los sistemas de Asistencia Personal [8] en combinación con la disponibilidad de ayudas técnicas para la vida diaria. Alternativas que abominen del internamiento de seres humanos, de su desubicación del entorno de su elección o la sobrecarga familiar. Ningún ser humano parece capacitado para convivir involuntaria y permanentemente con otros tantos, sin control sobre su vida y en un lugar y entorno no elegido libremente.
- VIDA INDEPENDIENTE como modelo ideológico de diseño político y ésta entendida como la ideología que contempla una transformación radical opuesta a la que subyace y actúa en el modelo médico–rehabilitador. Se configura a sí misma como una alternativa transformadora de aspectos esenciales de la vida y de la proyección social de hombres y mujeres con diversidad funcional en la sociedad occidental. Uno de sus valores más acendrados es el de “empowerment”, el “fortalecimiento”: la necesaria capacidad de adquirir poder entendida tanto como la restitución de la autosuficiencia moral, la dignidad individual denigrada y lastimada por el entorno, al tiempo que entendida como la herramienta identitaria, de proyección social para la transformación colectiva del grupo. De este valor derivan los de autorepresentación y autodeterminación.
En esta hora, mangas verdes
Los/las activistas del Movimiento de Vida Independiente en España son conscientes de que el ejercicio de la política no ha de darse sólo en el Congreso de los Diputados ni en los despachos paraestatales por los que se tiende a canalizar su descontento e irritación, sino que es posible y deseable hacerla sin la intermediación de los profesionales juramentados y predispuestos por intereses y fuerzas alejadas de las suyas. Estos últimos han demostrado en infinitas oportunidades que pueden influir decisivamente en la organización de su sociedad, de sus vidas en definitiva, aun a pesar de las críticas y reticencias que deslizan quienes se han determinado por hacer una “carrera” profesional con lo que es materia vital de otros.
Acotado, cuando no férreamente restringido el marco en el que es posible actuar cuando no se puede ni desea delegar representación ni capacidad de decisión, muchos hombres y mujeres con diversidad funcional están condenados a dedicar cada minuto de su existencia a reivindicar desde el aire que entra en sus pulmones hasta reclamar el derecho a ocupar los centímetros necesarios para la presencia y sombra de su figura en la calle. Sienten el poder político como una obstrucción cuando no como un enemigo que se ha limitado a la conquista de despachos por los que se les obliga a deambular cada vez que el gesto más tediosamente cotidiano en sus vidas conlleva detrás un ruido de cacharrería infernal de incumplimientos, fraudes y demoras negando sus derechos más elementales. En algún momento el Estado sobrepasó la línea roja que hizo que se prefigurara ante los ojos de muchas PDDF y sus familias como algo de lo que podían esperar muy poco, o nada, a excepción de su indiferencia y la opresión de sus estructuras arcaicas. ¿Nada que esperar del Estado…? ¿La gente debe seguir preguntándose qué es esto? ¿La misma política de siempre? ¿La misma burocracia de siempre? ¿Debemos seguir cobijándonos en nuevas organizaciones de autodefensa ante el fraude de las más obsoletas? ¿No abandonaremos nunca los juzgados? ¿Por qué debemos representar una vez más nuestra vida como una comedia ante un ocioso sistema esclerotizado que no resuelve asuntos que atentan a nuestros derechos humanos más elementales…? La vida discurre en plazos finitos.
Hoy en día, las contradicciones del discurso del sistema, sopesadas en términos económicos, de redistribución de la riqueza, equiparación de derechos y libertades elementales han llevado a que nuestra relación con la mayoría estadística se halle en una encrucijada crítica. La identificación de los problemas esenciales ya está dada, es descarnadamente visible y no es aceptable retardarla y evitar una mayor desagregación social. El modo en que nuestra sociedad produce bienes, el acceso y control sobre ellos, la concentración de poder, la cultura de la dominación y exaltación de la potencia y la dominación sexual que facilita ese orden de desequilibrios… está en tela de un juicio necesario e inevitable, también, desde la ecología social. Constituye el magma denso y oscuro desde el que otros han forjado nuestra representación social, el de las PDDF, la representación de los descartes humanos, de los incapaces, los agujeros negros absorbentes de la calamidad y la solidaridad social, esa representación nefanda inscrita en la mirada torva del juez, en la del legislador…
El mundo está cambiando, se percibe en el agua, en la tierra, el aire… y no en menor medida deberán cambiar también las estructuras políticas y las cajas de resonancia de acartonadas organizaciones pertrechadas en cotos de clientelismo y loterías solidarias. Del sistema partidario no esperamos ni la condescendencia ni la revolución. Eso es potestad de los individuos, incluso de los que solo pueden ejercer el activismo on-line a causa de su exclusión social. El modelo de la diversidad, el Movimiento de Vida Independiente, no busca suplantar el statu quo mudando actores entre un acto y el intermedio de este teatro improvisado, pero entiende que ha de participar en la arquitectura de un nuevo humanismo que habla de la vida real, tangible, ante la que inaceptablemente muchos han permanecido incólumes. Es y será pieza de un radicalismo reformista por la igualdad de trato y oportunidades.
¿El movimiento verde ha de incorporar el discurso del modelo de la diversidad…? No puede obviarlo si es coherente y valora la realidad de la naturaleza tal cual, y con ella la naturaleza transformada y el funcionamiento económico, social y político de las comunidades humanas a las que está inseparablemente unida. El mundo que describe la ecología política no evita un escenario utópico pero su vocación de intervención inmediata dibuja un mundo más ajustado a las medidas del nuevo abordaje de las propuestas de cambios sociales venideros, imbricados en un mundo en el que la biodiversidad humana está contemplada y asumida sin más distinciones que las que diga precisar.
En un pasado remoto e inconcreto las PDDF quedamos en un apeadero de la Historia en el que a veces hemos sido arrollados por el tren de la mayoría eficiente, capaz, competitiva, sana, productiva, sensual… y allí hemos sido amamantados, cuando no nos desalojaban, con la leche de la perplejidad y la exclusión, haciendo tiempo y dilatando nuestras pupilas para el descreimiento de sus guiños de complicidad desde la línea del horizonte.
Si no de una humeante y ruidosa locomotora, si de un tozudo carro de bueyes, observamos con cierta complacencia el retorno de las vías trazadas por una política que en su ética conlleva valores tales como que:
La responsabilidad social implica autonomía moral y el total control sobre las decisiones públicas y privadas, y estas imbricadas en la escala personal, laboral, local, regional…
El sistema de producción y la economía deben ceñirse a las necesidades colectivas redimensionadas sobre el orden natural que compartimos. La crisis del capitalismo ha alcanzado su cénit dañando irreversiblemente el mundo natural y social de la especie, favoreciendo un sistema totalitario y un estado mental colectivo habituado al golpe y la dentellada.
La dimensión de lo local puede abordar soluciones eficientes.
La política de lo global no puede supeditar derechos humanos a ajustes razonables: durante demasiado tiempo la “única política posible” nos ha mantenido en la caverna de la historia.
Nosotros, los incapaces, también tenemos una teoría del orden del mundo, a descubrir y participar, compartido, no cedido. Un mundo por reconstruir del que no esperamos nada para nosotros y nosotras sin nosotros ni nosotras.
Notas:
[1] BOOKCHIN, M., “La Ecología de la Libertad”, 1982, Nossa y Jara Editores, S.L., Madrid, 1999.
[2] En adelante utilizaremos el acrónimo PDDF, propuesto por J. Romañach en la lista de correo del Foro de Vida Independiente y Divertad (http://es.groups.yahoo.com/group/forodevidaindependiente/).
[3] Entonces Bárbol se despidió de todos, uno por uno, y se inclinó lentamente tres veces y con profundas reverencias ante Celeborn y Galadriel.
-Hacía mucho, mucho tiempo que no nos encontrábamos entre los árboles o las piedras. A vanimar, vanimálion nostari! -dijo-. Es triste que sólo ahora, al final, hayamos vuelto a vernos. Porque el mundo está cambiando: lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire. No creo que nos encontremos de nuevo. Y Celeborn dijo: -No lo sé, Venerable. Pero Galadriel dijo: -No en la Tierra Media, ni antes que las tierras que están bajo las aguas emerjan otra vez". TOLKIEN, J.R.R., "El Señor de los Anillos. III. El Retorno del Rey”, Cap. 6, “Numerosas separaciones”. Ediciones Minotauro, Barcelona, 1980. Págs. 344 y 345.
[4] Ver: PALACIOS A. y ROMAÑACH, J, “El modelo de la diversidad”, Diversitas Ediciones (AIES), Santiago de Compostela, 2006. Cap. 4. “En busca de un nuevo modelo”.
[5] Promulgada en la Asamblea de la ONU, en New York, el 13 de diciembre de 2006 y ratificada por el Estado Español tras su publicación en el BOE núm. 96, de 21 de abril de 2008 y desde entonces en vigor, con categoría vinculante, en el ordenamiento jurídico español. Disponible en internet en: http://www.un.org/spanish/disabilities/default.asp?navid=12&pid=497
[6] Informe SOLCOM 2010 -Derechos Humanos en España. Violaciones en España de la Convención sobre los derechos humanos de las personas con discapacidad (diversidad funcional) de la ONU. Diciembre 2010. Disponible en internet en: http://www.asociacionsolcom.org/Informe_SOLCOM_2010
[7] Concepto ampliable en: http://es.wikipedia.org/wiki/Diseño_universal
[8] El/la Asistente Personal (AP) es una figura laboral para el apoyo a las personas con diversidad funcional con la que atender sus necesidades para la vida diaria más allá de las estrictamente asistenciales. Es por tanto la persona que realiza o ayuda a realizar las tareas que estas personas no pueden realizar por sí misma, siendo estas quienes determinan la naturaleza de esas tareas, cómo se realizan, su programación y su ejecución. Esta relación está regulada por un contrato laboral.
martes, 3 de mayo de 2011
lunes, 25 de abril de 2011
domingo, 24 de abril de 2011
La política de esterilizaciones de Suecia afectó a 230.000 personas y se prolongó hasta 1996
Un informe oficial documenta 63.000 casos de la llamada "higiene social y racial" hasta 1975
AFP - Estocolmo - 29/03/2000
Suecia esterilizó a 230.000 personas entre 1935 y 1996 "en el marco de un programa basado en teorías eugénicas" y por razones de "higiene social y racial", según un informe remitido ayer al Gobierno tras cuatro años de investigación. El presidente de la comisión relatora, el profesor Carl-Gustaf Andrèn, ha enviado sus conclusiones al ministro de Asuntos Sociales del reino, Lars Engqvist. La revelación de esa campaña de esterilizaciones se produjo en el verano de 1997, pero hasta ahora no se había conocido su verdadero alcance ni que se hubiera prolongado hasta 1996.
"Las leyes de 1934 y 1941 fueron votadas gracias a un consenso general entre el conjunto de los partidos políticos", revela la comisión investigadora."La pasividad y el silencio del Parlamento y del Gobierno sobre las críticas lanzadas desde 1947 sobre esta política permitieron sin duda que [miles de] personas fueran esterilizadas a petición propia o sin su consentimiento durante los años sesenta o setenta", precisa la comisión, que ya anunció, en enero de 1999, la indemnización de las víctimas de esterilizaciones forzadas (1935-75) con 175.000 coronas (unos 3,5 millones de pesetas) por persona.
Cerca de 63.000 esterilizaciones se practicaron entre 1935 y 1975 en el marco de las leyes eugénicas de aquella fecha, adoptadas por unanimidad en el Riksdag (Parlamento unicameral) y que se orientaban a preservar una pretendida "pureza de la raza nórdica".
A continuación, cerca de 166.000 personas fueron esterilizadas entre mediados de los años setenta y 1996, sobre las bases de una ley de 1976 que hizo obligatorio el consentimiento de los interesados.
El informe subraya que la mitad de las personas esterilizadas lo fueron con su acuerdo y una mayoría de ellas incluso tomaron la iniciativa de la operación (31.000 personas).
En sentido contrario, la comisión investigadora ha fijado en 6.000 (9% de las operaciones) el número de esterilizaciones forzadas y en 15.000 (24%) las realizadas con el consentimiento de los interesados pero en condiciones consideradas "coercitivas". La esterilización se imponía sobre todo a las mujeres como condición para salir del hospital tras un aborto o un internamiento psiquiátrico.
Finalmente, un 10% de las operaciones fueron consentidas tras diversas presiones, en tanto que el 75 de los casos restantes (4.000) no se encuentran clasificados en ninguna de las categorías anteriormente citadas.
Los años cincuenta constituyeron una ruptura, en opinión de la comisión. Así, se pasó "de una mayoría de esterilizaciones forzadas a una mayoría de esterilizaciones consentidas, de la aplicación de teorías eugenistas y de preservación de la raza a un programa de planificación familiar y de cohesión social, del interés colectivo al interés individual", precisa el informe.
Madres solas con hijos, depresivas, alcohólicas, marginales o tratadas de cáncer, las mujeres, que suponen el 99% de las personas esterilizadas en los últimos años, fueron las principales víctimas de la medida.
Sin embargo, el Instituto de Biología racial de la universidad de Uppsala, eje del programa, preconizaba desde los años treinta la esterilización de los gitanos y de "las personas de raza mixta".
Las minorías étnicas (lapones y gitanos), víctimas de una marginación social sistemática no escaparon a las esterilizaciones. Entre 600 y 700 gitanos fueron esterilizados, 22 de ellos por motivos raciales.
"El papel de la comisión no era definir una posición moral respecto a las esterilizaciones", concluye el informe. "Se trataba, gracias a las entrevistas y los análisis de los investigadores, de colocar las leyes sobre las esterilizaciones y sus incidencias en una perspectiva histórica".
Las primeras noticias sobre las esterilizaciones forzadas convulsionaron a la sociedad sueca en el verano de 1997. Fue el periodista Maciej Zaremba quien probó la esterilización de 60.000 mujeres siguiendo directrices más próximas a los nazis que a las sociedades democráticas.
"Lo que ha sucedido no es otra cosa que un acto de barbarie", declaró la entonces ministra sueca de Asuntos Sociales, Margot Wallström, quien se comprometió a presentar al Gobierno las demandas de indemnización que se podían prever ante el anuncio. Un año más tarde, sin embargo, sólo 140 personas habían reclamado una compensación por las operaciones sufridas bajo presión.
Esterilizaciones parecidas tuvieron lugar también en Francia, Canadá, EEUU, Suiza, Austria, Finlandia y Dinamarca.
AFP - Estocolmo - 29/03/2000
Suecia esterilizó a 230.000 personas entre 1935 y 1996 "en el marco de un programa basado en teorías eugénicas" y por razones de "higiene social y racial", según un informe remitido ayer al Gobierno tras cuatro años de investigación. El presidente de la comisión relatora, el profesor Carl-Gustaf Andrèn, ha enviado sus conclusiones al ministro de Asuntos Sociales del reino, Lars Engqvist. La revelación de esa campaña de esterilizaciones se produjo en el verano de 1997, pero hasta ahora no se había conocido su verdadero alcance ni que se hubiera prolongado hasta 1996.
"Las leyes de 1934 y 1941 fueron votadas gracias a un consenso general entre el conjunto de los partidos políticos", revela la comisión investigadora."La pasividad y el silencio del Parlamento y del Gobierno sobre las críticas lanzadas desde 1947 sobre esta política permitieron sin duda que [miles de] personas fueran esterilizadas a petición propia o sin su consentimiento durante los años sesenta o setenta", precisa la comisión, que ya anunció, en enero de 1999, la indemnización de las víctimas de esterilizaciones forzadas (1935-75) con 175.000 coronas (unos 3,5 millones de pesetas) por persona.
Cerca de 63.000 esterilizaciones se practicaron entre 1935 y 1975 en el marco de las leyes eugénicas de aquella fecha, adoptadas por unanimidad en el Riksdag (Parlamento unicameral) y que se orientaban a preservar una pretendida "pureza de la raza nórdica".
A continuación, cerca de 166.000 personas fueron esterilizadas entre mediados de los años setenta y 1996, sobre las bases de una ley de 1976 que hizo obligatorio el consentimiento de los interesados.
El informe subraya que la mitad de las personas esterilizadas lo fueron con su acuerdo y una mayoría de ellas incluso tomaron la iniciativa de la operación (31.000 personas).
En sentido contrario, la comisión investigadora ha fijado en 6.000 (9% de las operaciones) el número de esterilizaciones forzadas y en 15.000 (24%) las realizadas con el consentimiento de los interesados pero en condiciones consideradas "coercitivas". La esterilización se imponía sobre todo a las mujeres como condición para salir del hospital tras un aborto o un internamiento psiquiátrico.
Finalmente, un 10% de las operaciones fueron consentidas tras diversas presiones, en tanto que el 75 de los casos restantes (4.000) no se encuentran clasificados en ninguna de las categorías anteriormente citadas.
Los años cincuenta constituyeron una ruptura, en opinión de la comisión. Así, se pasó "de una mayoría de esterilizaciones forzadas a una mayoría de esterilizaciones consentidas, de la aplicación de teorías eugenistas y de preservación de la raza a un programa de planificación familiar y de cohesión social, del interés colectivo al interés individual", precisa el informe.
Madres solas con hijos, depresivas, alcohólicas, marginales o tratadas de cáncer, las mujeres, que suponen el 99% de las personas esterilizadas en los últimos años, fueron las principales víctimas de la medida.
Sin embargo, el Instituto de Biología racial de la universidad de Uppsala, eje del programa, preconizaba desde los años treinta la esterilización de los gitanos y de "las personas de raza mixta".
Las minorías étnicas (lapones y gitanos), víctimas de una marginación social sistemática no escaparon a las esterilizaciones. Entre 600 y 700 gitanos fueron esterilizados, 22 de ellos por motivos raciales.
"El papel de la comisión no era definir una posición moral respecto a las esterilizaciones", concluye el informe. "Se trataba, gracias a las entrevistas y los análisis de los investigadores, de colocar las leyes sobre las esterilizaciones y sus incidencias en una perspectiva histórica".
Las primeras noticias sobre las esterilizaciones forzadas convulsionaron a la sociedad sueca en el verano de 1997. Fue el periodista Maciej Zaremba quien probó la esterilización de 60.000 mujeres siguiendo directrices más próximas a los nazis que a las sociedades democráticas.
"Lo que ha sucedido no es otra cosa que un acto de barbarie", declaró la entonces ministra sueca de Asuntos Sociales, Margot Wallström, quien se comprometió a presentar al Gobierno las demandas de indemnización que se podían prever ante el anuncio. Un año más tarde, sin embargo, sólo 140 personas habían reclamado una compensación por las operaciones sufridas bajo presión.
Esterilizaciones parecidas tuvieron lugar también en Francia, Canadá, EEUU, Suiza, Austria, Finlandia y Dinamarca.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)