domingo, 16 de febrero de 2014
Con ironía a Mercedes Milá sobre Leganés
Estimada señora:
Pero bueno, señora Milá, ¿a quién se le ocurre si no a usted? Aunque bien pensado, usted ya ha conseguido lo que pretendía. A usted como a todo el mundo, le preocupará un comino la vida y la seguridad de las personas recluidas en ese centro de internamiento (y otros del IMSERSO). Usted lo que pretendía realmente era aumentar el número de sus televidentes caiga quien caiga dándole lo mismo el asunto que esté tratándose en ese momento.
¿Y qué decir de su credibilidad? Si todo el mundo sabe que está más o menos por los suelos. Si alguien importante ve su reportaje pensará que ya está la Milá ésta haciendo de las suyas, y para lo único que moverá un dedo será para matar a la mensajera (figuradamente hablando, claro). Además pienso que ni siquiera tuvo la vergüenza de ver al principal protagonista del reportaje, Jesús Sánchez. Sin embargo se puso muy gallita para ver al director de ese centro y hacer como que le echaba una bronca. Me hizo gracia lo de que el reportaje era como un rayo de esperanza porque los internados pudieran denunciar los maltratos y el director le perjurara que lo cambiaría todo a mejor, hablaba el de vocación de servicio y cosas así.
No, las cosas no se hacen así. Lo suyo hubiera sido, después de emitir el programa, ir directamente al juzgado de guardia a poner una denuncia contra el centro. Pero parece que usted sea superior a eso. Una vez aumentada la cuota de pantalla, a otra cosa mariposa. Una vez más se deja a los hechos polvo en situación de peligro inminente tras utilizarlos como juguetes.
Verá, el director ese es un pez grande en una pecera pequeña. De haber querido resolver algo, debería haber apuntado un poco más alto. No hace falta ser un genio para saber que hechos como los descritos en su programa no son puntuales. Al minuto de difundir por las redes sociales un enlace al reportaje, una mujer del país vasco que había trabajado también como voluntaria en otra residencia, comentaba que para preservar su salud mental tuvo que abandonar el centro de exterminio en el que prestaba sus servicios. A los dos minutos ya había alguien con el síndrome de Estocolmo poniéndola a usted a parir. Que si en Leganés se trataba muy bien a la gente, que si esto que si lo otro, en fin.
Una tercera persona, yo mismo, sí, estuve en otro centro de rehabilitación a menos de un kilómetro de la sede central del IMSERSO en el que el trato no era precisamente exquisito. Pero eso no viene al caso.
Otras cosas que no se cuentan son por falta de pruebas, pero usted ya tuvo sus quince minutos de gloria y pasó la página. Las que no se cuentan se saben en este mundillo: le hablo de secuestros, desapariciones de niños, encierros involuntarios, violaciones, o esterilizaciones como condición previa para entrar en un centro de estos. Sin embargo es muy sencillo darle al botón del mando y cambiar el canal de la televisión.
Le cuento para que luego no le pille nada por sorpresa. Después de poner la denuncia correspondiente, que es obligación moral y ética de todo ciudadano después de ver y oír los testimonios que usted muestra, esta carta que le envío se la paso a varios miembros de las Cortes Generales para ver si a ellos les corre sangre por las venas y no se cae en el típico negacionismo que nos oprime.
Ahí dejo un enlace a su propio reportaje para que viéndolo no tengan escapatoria: http://www.cuatro.com/diario-de/maltrato/Diario-denuncia-graves-negligencias-discapacitados_0_1741425636.html
Un saludo.
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