El miércoles se realizó una jornada sobre asistencia
personal en Jaén auspiciada por PREDIF. Aquí en Andalucía se llama CODISA PREDIF,
pero es lo mismo. A esa jornada sobre la gestión de una OVI acudimos por parte
de ASPAYM Madrid Javier Arroyo, por parte de ECOM Jason Galarraga, y por parte
de VI Andalucía, representando a FEVI,
César Giménez. También fue mucha otra gente a exponer sus diferentes puntos de
vista. Yo destaco, por encima de las demás, la magnífica exposición del
profesor Antonio Iañez de la Universidad Pablo de Olavide.
Aparte de las consabidas y habituales ausencias (Gonzalo
Rivas entre otros) la función fue la habitual cansina sucesión de ponencias
sobre un derecho totalmente desconocido en esa ciudad andaluza. El evento se
dirigía principalmente a trabajadores sociales, pero fue notable la presencia
también de personas con diversidad funcional, lo que es de agradecer. Resulta
agradable dar a conocer a personas también discriminadas por su funcionamiento
sus derechos, aunque los ponentes muestren algunas diferencias entre la manera
de gestionar un derecho en un lugar o en otro.
Una pequeña conclusión que yo saco de este día es que
resulta notoria la baja prioridad que ocupa la asistencia personal en la agenda
política, pero eso es una reflexión personal. Creo que no me equivoco demasiado
al decir que no se trata en ningún caso de desconocimiento por parte de las diferentes
administraciones, tampoco pueden defenderse con el pretexto tan manido de la
crisis económica.
Los diferentes proyectos y programas que han surgido y se
han asentado en nuestra geografía muestran unánimemente que al ejercer nuestro
derecho a la asistencia personal se vive mejor, aumenta nuestra calidad de
vida, la de las personas nos rodean, y además el estado o gobierno de turno se
ahorra unos necesarios dinerillos. Es mi opinión que ha llegado el momento de
abandonar la política (graciable) de diferentes proyectos, programas,
subvenciones, etc. y dar lugar a que la
asistencia personal se convierta en la norma general en todo el estado
basándose en las necesidades del “usuario” y no en su “grado de dependencia”.
Parece superfluo contar aquí el ninguneo al que viene siendo
sujeta la prestación por asistencia personal en toda España. Tuvo que llegar la
debacle económica española, europea y mundial para que las propias entidades
del sector se dieran cuenta de que la solución a nuestros problemas de vida no
puede proceder del internamiento en centros residenciales. En ellos, más que
vivir se puede sobrevivir. La sustitución por un sistema digno y suficiente del
apoyo de la asistencia personal autogestionada para conseguir alcanzar la vida
independiente que se recoge en el artículo 19 de la Convención de la ONU sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad
queda patente tras una labor ingente de un grupo muy reducido de
personas.
El problema, que no es tal, gira en torno a que la
asistencia personal no es monopolio ni del foro, ni de la FEVI, ni de nadie. El
problema, que sí es tal, es que en estos momentos hay entidades muy potentes
dentro del sector que intentan utilizar su posición dominante para monopolizar
un servicio y un derecho que pertenece sola y exclusivamente al individuo. Por
todos nuestros medios hay que evitar que las diferentes asociaciones se
apropien indebidamente de un derecho de todas las personas con necesidad de ese
apoyo. Desde FEVI, vemos que esa apropiación indebida se está comenzando a
fraguar, dejando de lado y pervirtiendo los principios del Movimiento de Vida
Independiente.
Por tanto, debemos aunar nuestras fuerzas en permitir que la
libertad de elección y control sea, en efecto, una realidad. Todo lo que se
aleje de los principios del MVI son personalismos y una competitividad contra
la que siempre nos hemos posicionado. Ha costado mucho sacrificio y esfuerzo
ganar la primera batalla, sólo si persistimos en respetar los ejes establecidos
en relación con la asistencia personal conseguiremos vencer la guerra que nos
han declarado.
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