Tweet El Cea: mayo 2016

viernes, 13 de mayo de 2016

La guerra que nadie admite que existe, pero que existe


El miércoles se realizó una jornada sobre asistencia personal en Jaén auspiciada por PREDIF. Aquí en Andalucía se llama CODISA PREDIF, pero es lo mismo. A esa jornada sobre la gestión de una OVI acudimos por parte de ASPAYM Madrid Javier Arroyo, por parte de ECOM Jason Galarraga, y por parte de VI Andalucía,  representando a FEVI, César Giménez. También fue mucha otra gente a exponer sus diferentes puntos de vista. Yo destaco, por encima de las demás, la magnífica exposición del profesor Antonio Iañez de la Universidad Pablo de Olavide.

Aparte de las consabidas y habituales ausencias (Gonzalo Rivas entre otros) la función fue la habitual cansina sucesión de ponencias sobre un derecho totalmente desconocido en esa ciudad andaluza. El evento se dirigía principalmente a trabajadores sociales, pero fue notable la presencia también de personas con diversidad funcional, lo que es de agradecer. Resulta agradable dar a conocer a personas también discriminadas por su funcionamiento sus derechos, aunque los ponentes muestren algunas diferencias entre la manera de gestionar un derecho en un lugar o en otro.

Una pequeña conclusión que yo saco de este día es que resulta notoria la baja prioridad que ocupa la asistencia personal en la agenda política, pero eso es una reflexión personal. Creo que no me equivoco demasiado al decir que no se trata en ningún caso de desconocimiento por parte de las diferentes administraciones, tampoco pueden defenderse con el pretexto tan manido de la crisis económica.

Los diferentes proyectos y programas que han surgido y se han asentado en nuestra geografía muestran unánimemente que al ejercer nuestro derecho a la asistencia personal se vive mejor, aumenta nuestra calidad de vida, la de las personas nos rodean, y además el estado o gobierno de turno se ahorra unos necesarios dinerillos. Es mi opinión que ha llegado el momento de abandonar la política (graciable) de diferentes proyectos, programas, subvenciones, etc. y dar lugar  a que la asistencia personal se convierta en la norma general en todo el estado basándose en las necesidades del “usuario” y no en su “grado de dependencia”.

Parece superfluo contar aquí el ninguneo al que viene siendo sujeta la prestación por asistencia personal en toda España. Tuvo que llegar la debacle económica española, europea y mundial para que las propias entidades del sector se dieran cuenta de que la solución a nuestros problemas de vida no puede proceder del internamiento en centros residenciales. En ellos, más que vivir se puede sobrevivir. La sustitución por un sistema digno y suficiente del apoyo de la asistencia personal autogestionada para conseguir alcanzar la vida independiente que se recoge en el artículo 19 de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad  queda patente tras una labor ingente de un grupo muy reducido de personas.

El problema, que no es tal, gira en torno a que la asistencia personal no es monopolio ni del foro, ni de la FEVI, ni de nadie. El problema, que sí es tal, es que en estos momentos hay entidades muy potentes dentro del sector que intentan utilizar su posición dominante para monopolizar un servicio y un derecho que pertenece sola y exclusivamente al individuo. Por todos nuestros medios hay que evitar que las diferentes asociaciones se apropien indebidamente de un derecho de todas las personas con necesidad de ese apoyo. Desde FEVI, vemos que esa apropiación indebida se está comenzando a fraguar, dejando de lado y pervirtiendo los principios del Movimiento de Vida Independiente.

Por tanto, debemos aunar nuestras fuerzas en permitir que la libertad de elección y control sea, en efecto, una realidad. Todo lo que se aleje de los principios del MVI son personalismos y una competitividad contra la que siempre nos hemos posicionado. Ha costado mucho sacrificio y esfuerzo ganar la primera batalla, sólo si persistimos en respetar los ejes establecidos en relación con la asistencia personal conseguiremos vencer la guerra que nos han declarado.