Estimado Señor:
En muchos ámbitos de la vida, comenzando por la educación,
hay que considerar primero las cuestiones de no discriminación e igualdad de
oportunidades para todos los seres humanos.
En este sentido cabe recordarle a la profesora Arbillaga que
en 1869, Sagasta promovió unas elecciones con sufragio universal. Cánovas del
Castillo se negó aduciendo que la mujer no podía votar porque se dudaba de que
incluso fuera un ser humano. Del mismo modo que históricamente la mujer ha sido
y es discriminada en la educación, el acceso y permanencia en el empleo, la
maternidad y otros asuntos, personas de diferente raza, procedencia, diversidad
funcional, orientación sexual, y demás han sido, son, y serán víctimas de la
discriminación que impera. Hay Leyes contra esto, pero tiene razón esta señora
al decir que sin los medios y recursos adecuados y suficientes la integración
simplemente no es real.
Otro aspecto a reseñar es el de la función del profesor o
profesora como parte de la tribu que debe criar a un niño. La tarea de un
maestro puede ser vocacional o no, se puede ser bueno o malo, tener
conocimientos o ser ignorante. Tampoco es cuestión ni el lugar adecuado para
clasificar la o etiquetarla. Sin embargo el profesor o maestro forma parte de
ese grupo que cría y educa, correcta o incorrectamente, a un niño. El resto de
la comunidad también debe colaborar en este trabajo. El propio alumno, su
familia, los vecinos, los del barrio, los administradores de la escuela
conforman la tribu a disposición del aprendizaje infantil.
También es cierto que siete reformas educativas en menos de
cuarenta años perjudican bastante, especialmente cuando ninguna se toma en
serio la equidad de niños con y sin diversidad funcional. Tampoco ayudan
artículos como el de esta profesora. Gracias.