A Ciegas

Versión cinematográfica de un libro que amontona mi mesilla de noche.

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Meirelles luce poderío visual y social con ´A ciegas´

El director brasileño Fernando Meirelles vuelve a arremeter con su potencia visual en una historia de fuerte carga social, esta vez apoyada en el texto de José Saramago "Ensayo sobre la ceguera", y con un reparto de lujo encabezado por Julianne Moore, Mark Ruffalo y Gael García Bernal.

EFE El propio Meirelles reconocía hace meses en Dubai que "A ciegas", de estreno este fin de semana en España, ha ido ganando actualidad conforme el sistema se desmorona, ya que su retrato sumamente pesimista -y excesivamente mesiánico- del colapso de la civilización se pone a punto con la crisis económica mundial.

La película, fiel adaptación del libro publicado por el premio Nobel portugués en 1995, sitúa en una ciudad indefinida y sutilmente futurista una extraña plaga: una ceguera blanca contagiosa y sin precedentes que, ante sus desconocidos efectos, será aislada de la sociedad y dejada en las manos imprevisibles de la anarquía.

Entre los enfermos, una intrusa: una delicada Julianne Moore, matizada y brutal como casi siempre, que vive el martirio entre las dudas lógicas, la entrega apasionada y el horror del que puede ver lo que la Humanidad, despojada de su humanidad, pensó que entre invidentes quedaría oculto.

Pero este nuevo orden social empieza a tomar, además, un cariz tan detestable que se percibe por los demás sentidos: las relaciones personales se agrian, la tensión se hace palpable, la angustia ensordecedora y la miseria acaba apestando.

Tan agresivo con los que creen en la destrucción como base indispensable para la salvación como con los que creen que es mejor quedarse en el sitio, Meirelles toma con brío el paradójico reto de crear la sensación de invidencia a través de su espléndido manejo de las artes visuales.

Con ella enriqueció y dio gloria a sus anteriores títulos, "El jardinero fiel" (2005) y, sobre todo, "Ciudad de Dios" (2002) y, es cierto, en "A ciegas" no acaba de redondear la tarea, puesto que a veces entra en el énfasis manierista.

"A ciegas" deslumbra en un principio, pero luego remarca demasiado, peca de exceso de solemnidad con su análisis del hombre en circunstancias al límite, que desvela su condición animal, su sed de poder y su, al parecer, natural afán de dominación.

Además, sitúa demasiado lejos a esa minoría solidaria y ejemplar.

Su rodeo al maniqueísmo no evita que se tope con él y su sugerencia de espiritualidad se acerca peligrosamente al sermón impositivo.

Aun así, con la música de Marco Antonio Guimaraes, la fotografía de César Charlone, un reparto que completan Danny Glover y Alice Braga y financiación conjunta entre Canadá, Brasil y Japón, "A ciegas" se convierte en una esperanzadora muestra de cine globalizado en cuyo mosaico artístico intercultural se esconden las bases para un buen debate contemporáneo.