Discapacidad
Yendo por la calle, al cruzarme con niños de entre 4 y 8 años, estos acostumbran a preguntar a quienes les acompañan: "¿Qué le pasa, está enferma?". Y los padres, o abuelos, o personas que les acompañan acostumbran a contestar: "Sí, está malita", o "no mires".
A la sociedad en general, pero sobre todo a quienes tenéis que responder a las preguntas inteligentes de los niños, por favor, no perpetuéis nuestra imagen de personas desvalidas y enfermas. Desplazarse en silla de ruedas, con muletas o hablar con las manos no es una enfermedad, sólo es una condición del ser humano, análoga a ser castaña, rubia o delgada. Sabed que mientras nos pintáis de enfermos y desvalidos, nos incapacitáis y nos excluís de la sociedad, relegando nuestra presencia a las familias cuidadoras y a los centros de cuidado. Nos priváis de una vida libre, responsable y autónoma.La discapacidad en sí no es una enfermedad, es simplemente una diversidad funcional, y esta será más o menos incapacitante en función de la calidad de vida que llevemos. Si una persona apenas sale a la calle ni se relaciona con personas, se marchita y su sistema inmunológico se resiente. Lo mismo que si a una persona no se le enseña el valor de la responsabilidad y del esfuerzo, su nivel de madurez se estanca. Pero ni en uno ni en el otro caso es la diversidad funcional la incapacitante, sino el entorno y la mentalidad social con la que crecemos.
Por favor, padres, abuelos, familias y profesores, responded a vuestros niños cuando os pregunten "¿qué le pasa?" que no nos pasa nada, que somos personas con alguna diversidad funcional, y sobre todo no les pidáis que no nos miren, dejad que se enriquezcan de la gran diversidad humana existente.
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